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Schröder, por la senda de la austeridad

30 de septiembre de 2002

Transcurrida apenas una semana de las elecciones generales, el fantasma de los aumentos de impuestos ya circula a sus anchas por Alemania, atemorizando a la población, pese a los desmentidos del canciller Schröder.

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Schröder y Müntefering (futuro jefe de la bancada socialdemócrata) en una reunión del SPD.Imagen: AP

La oposición conservadora se frota las manos, denunciando la ruptura de promesas electorales más rápida de la historia. Y el canciller Gerhard Schröder, junto a su ministro de Hacienda, Hans Eichel, se esfuerzan por disipar los temores, asegurando que no tienen el propósito de acorralar a los contribuyentes. En cambio, afirman que su intención es seguir incrementando el ahorro y el recorte de subvenciones, para hacer cuadrar las cuentas del presupuesto fiscal.

La discusión que se desarrolla actualmente en los medios de comunicación es sin duda algo prematura, teniendo en cuenta que acaban de iniciarse las negociaciones entre los socialdemócratas y los verdes para formar nuevamente una coalición de gobierno. Los temas recién se ponen sobre el tapete y queda bastante por discutir hasta que se adopten las decisiones del caso.

Histeria tributaria

Sin embargo, la paranoia impositiva no se desató por mera casualidad en Alemania. Los principales responsables del fenómeno que pone a prueba la popularidad del gobierno recién reelecto son algunos dirigentes de la Socialdemocracia, que no tardaron en lanzar propuestas aventuradas a los cuatro vientos. Por ejemplo, los jefes de gobierno regionales de la Baja Sajonia y Renania-Palatinado, sugirieron volver a aplicar tributos patrimoniales y elevar los impuestos de herencia. La ministra de Salud, por su parte, lanzó al ruedo la idea de gravar en mayor medida aún el consumo de tabaco. Y la lista de propuestas en la misma línea no termina ahí, para disgusto de Schröder, que no ha logrado poner punto final a las especulaciones.

En medio de todo el revuelo, la única discusión tributaria que tiene asidero concreto es la que gira en torno al impuesto ecológico a los combustibles. Los verdes ya han manifestado su deseo de seguir aplicando este tributo e irlo incrementando progresivamente. Pero ese es uno de los puntos identificados a priori como factor de roce en las negociaciones con los socialdemócratas.

Autocrítica conservadora

En el bando de la Unión Cristianodemócrata/Cristianosocial, entretanto, no todo es satisfacción ante las dificultades del adversario. También en sus filas ha surgido un debate acerca de los errores que le costaron el triunfo electoral. Destacadas figuras han criticado el hecho de haber excluido la posibilidad de aliarse con otro partido que no fuera el Liberal Demócrata. En este sentido, argumentan que no hay motivos para descartar como potenciales socios a Los Verdes, considerando que a estas alturas su política exterior resulta plenamente compatible con los puntos de vista conservadores.

Pero la posibilidad de un gobierno conservador-ecologista sigue siendo utópica en Alemania. De momento, la realidad es otra: verdes y socialistas se preparan para iniciar otro período de gobierno en el que sólo hay una certeza: con o sin nuevos impuestos, Alemania tendrá que seguir apretándose el cinturón.