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Premio Nobel: Economía y realidad

Rolf Wenkel11 de octubre de 2004

El premio Nobel de Economía recayó este año en el noruego Finn E. Kydland y el estadounidense Edward C. Prescott, por sus trabajos sobre política macroeconómica y los ciclos económicos.

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Finn Kydland sonríe al enterarse de que ganó el Nobel de Economía, compartido con Edward Prescott.Imagen: AP

Kydland y Prescot no sólo han desarrollado el análisis macroeconómico, sino que su trabajo ha influido también en la política monetaria y financiera de muchos países. Así lo señaló la Academia Sueca, al fundamentar su decisión de distinguir a ambos científicos con este galardón, que no se cuenta entre los clásicos premios Nobel, ya que fue instituido por el Banco de Suecia y se otorgó por primera vez en 1969.

La inconsistencia temporal

Kyland, nacido en Noruega, y Prescott, oriundo del estado de Nueva York, publicaron conjuntamente sus trabajos claves en 1977 y 1982. En la década del 70, las economías occidentales atravesaban una situación caracterizada por la ausencia de un crecimiento económico apreciable, aparejada con una sostenidamente alta tasa de desempleo y de inflación. Por aquel entonces se pensaba que era posible reducir la desocupación, a costa de resignarse a contar con altos niveles inflacionarios. Por ejemplo, el entonces canciller alemán Helmut Schmidt, sostenía que si tuviera que optar entre una inflación alta y un alto desempleo, preferiría lo primero. Milton Friedman demostró, sin embargo, que esa supuesta alternativa no es real: las altas tasas de inflación a lo sumo pueden reducir la desocupación transitoriamente, pero no en forma duradera.

Kyland y Prescott ampliaron dicha teoría, abordando el problema de la inconsistencia temporal. En lo medular, su teoría indica que las medidas político-económicas que se consideran más adecuadas para el futuro, a menudo no se llevan a la práctica, porque las empresas y los particulares ya han adecuado sus expectativas y comportamientos a las medidas por venir. Eso, a su vez, induce a los políticos a no aplicar lo anunciado. Según Kyland y Prescott, semejante política resulta, a fin de cuentas, más perjudicial que no anunciar metas de largo plazo.

Impacto concreto

Esto se aplica, por ejemplo, a la política monetaria. Si hay consenso general en cuanto a que se puede lograr un bajo nivel de desempleo a costa de una alta inflación, el anuncio de medidas anti-inflacionarias no suena fidedigno. Las personas se preparan, en cambio, para contar con altas tasas de inflación y demandan mayores salarios, con el efecto de que la desocupación no baja.

El trabajo de Keyland y Prescott tiene una consecuencia concreta para la política económica: dejar de lado las decisiones puntuales y orientarse más hacia la creación de un marco institucional con claros objetivos a largo plazo. Aparte de lo anterior, los galardonados han hecho también un gran aporte a la teoría de los ciclos económicos. Las visiones antiguas ponían énfasis en la demanda y eran más o menos estáticas, asumiendo que un movimiento de tuerca aquí, generaría determinado resultado allá. Pero, desde la década del 70, eso ya no es suficiente. Keyland y Prescott sentaron las bases para modelos mucho más sólidos y dinámicos, que también abarcan las expectativas de particulares y empresas en cuanto a consumo, inversiones, ofertas de empleo y otros factores similares. En otras palabras, puede decirse que ambos contribuyeron a acercar la economía a la gente y a la vida real.