Nuevas caras y viejas raíces: el SPD intenta reconciliarse consigo mismo
16 de noviembre de 2009
Ha llegado la hora de hacerles frente a Angela Merkel y a su gobierno conservador-liberal, les dijo Sigmar Gabriel a sus compañeros de filas. Sobre el congreso que el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) celebraba en Dresde planeaba la sombra de la reciente derrota electoral. Los delegados fueron duros en sus intervenciones- con las decisiones de la jefatura y con la política aplicada, cada vez más lejos de la esencia socialdemócrata. Al final, el 94 por ciento de ellos apoyó a Gabriel y éste se convirtió en nuevo presidente del partido. "Renacimiento y vuelta a empezar", les prometió a sus colegas el ex ministro de Medio Ambiente.
"Nunca hubo una mayoría"
"Fuera, en la calle, nunca hubo una mayoría a favor de la jubilación a los 67 años, nunca hubo una mayoría a favor de las reformas en el sistema social, a favor de la privatización de los ferrocarriles alemanes, nunca hubo una mayoría a favor de la intervención en Afganistán y nunca la hubo a favor de la ampliación del trabajo temporal que nosotros mismos impulsamos", expuso Harald Unfried en Dresde, recordándole a la cúpula del partido lo que muchos otros delegados piensan, y también una parte considerable de los ciudadanos en Alemania.
Los planes del ex canciller Gerhard Schröder, bautizados como Hartz 4 y Agenda 2010, los cuatro años de gobierno pasados en coalición con la Unión Cristianodemócrata de Angela Merkel, han separado al SPD de su lado social y los nefastos resultados electorales del pasado septiembre no son más que la factura por este distanciamiento, opina la base.
Por eso, las discusiones fueron largas e intensas durante los tres días que duró el congreso de Dresde. Y por eso, el programa resultante vuelve a colocar el acento en las raíces izquierdistas de la socialdemocracia: pone en duda que se pueda aceptar sin más un cambio en la edad de jubilación y exige, en contra de lo que quería la directiva, que vuelva a instaurarse un impuesto sobre el patrimonio- destinado a gravar más a los que más tienen.
Los que se van, y los que se quedan
Más justicia social frente al clientelismo de conservadores y liberales, que favorece a las clases altas y perjudica a las medias y bajas, se reclamó en Dresde. Parece ser que la socialdemocracia se reconcilia con su discurso tradicional.
Y, aunque algunos critiquen el giro- "El SPD no puede actuar como si hubiese estado once años en las islas Fidji", comentó el actual ministro de Economía, el liberal Rainer Brüderle, haciendo referencia al tiempo que ha pasado el partido en el Gobierno-, los delegados quisieron marcar sus esperanzas de salir renovados de esta profunda crisis con un visible cambio de imagen: Sigmar Gabriel estará a partir de ahora a los mandos de la formación y a su lado se sentará Andrea Nahles, la nueva secretaria general y representante del ala izquierda del SPD.
Sin embargo, y aunque Franz Müntefering, que ya se marchó una vez, le haya dejado en esta ocasión su puesto a Gabriel, otros "padres" de las criticadas reformas (Hartz 4 y Agenda 2010) se quedan- por ejemplo, el ex ministro de Exteriores y ex candidato a canciller Frank Walter Steinmeier. "Pongámonos a trabajar, miremos hacia delante", dijo Steinmeier en el congreso, "no debemos dejar que los otros, los conservadores y liberales, tengan ni un minuto de tranquilidad".
En mayor de 2010 se celebran elecciones en el Estado más poblado de Alemania y fuedo hasta la última cita con las urnas de la socialdemocracia, Renania del Norte-Westfalia. Una prueba de fuego para le nuevo curso del SPD.
LB/ dpala/ Bettina Marx
Editor: Pablo Kummetz