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Joschka Fischer en Irán: ¿diplomacia encubierta?

Luna Bolívar Manaut2 de agosto de 2006

Mientras las bombas caen sobre Líbano, Joschka Fischer, ex ministro alemán de Exteriores, visita Irán oficialmente sólo como invitado. ¿Será Fischer el pacificador que necesita Oriente Próximo? El debate está servido.

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Joshka Fischer en Teherán: de reunión en reunión.Imagen: AP


Un mes ha aguantado Joschka Fischer como prestigioso profesor de Princeton, alejado del mundanal ruido que emite la política exterior. A Teherán acude invitado y no en representación del gobierno alemán. Su anfitrión es Hassan Rohani, jefe iraní en las negociaciones entre la Unión Europea y el país islámico en lo que al conflicto nuclear se refiere. El objetivo de su estancia de tres días en Irán, que ahora llega a su fin, no ha sido oficialmente otro que el de dar una conferencia, prestarse a una discusión y, entre charla y charla, reunirse hoy con el ministro de Exteriores iraní, Manuschehr Mottaki.

Joshka Fischer in Teheran
El tema de su conferencia: las relaciones entre Europa e Irán.Imagen: AP

Sin embargo, las bombas sobre Líbano caen demasiado cerca. A nadie se le escapa que esta visita tiene un significado que va más allá de las palabras y del enriquecimiento de uranio. Ya en 2000, entonces dirigiendo la cartera de Exteriores, Fischer rompió el hielo de unas relaciones Berlín-Teherán que llevaban años sin verse las caras: concretamente, el último ministro de Exteriores recordado por aquellas tierras se llamaba Dietrich Genscher y había viajado al país por última vez en 1991. Seis años después del paso de marzo de 2000 y con un escenario de fondo de lo peor que podría haberse imaginado Oriente Próximo, más de una voz pide al famoso ex ministro que ejerza su magia diplomática. Y tampoco faltan las voces que están en contra.

Más que dos en un conflicto

Si cinco quieren, dos se pelean. En esta guerra Israel y Hezbolá no están solos. Estados Unidos, por un lado, y Siria e Irán, por el otro, mueven hilos y fijan intereses aprovechando las bombas, y las muertes, ajenas.

Nahost Konlfikt - Libanon
Las explosiones se escuchan en Líbano e Israel, pero hay más actores en el conflicto.Imagen: AP

"Irán no hace de sus relaciones con Hezbolá ningún misterio. Tampoco trata de ocultar que tiene importantes intereses en la región", comentó Fischer a la cadena de televisión pública alemana ZDF. Por eso, el ex ministro considera que la comunidad internacional no debe cerrarse a las buenas relaciones con Teherán. "Creo que Irán puede jugar un papel tanto positivo como negativo en esta tragedia y es muy importante no perder el contacto con tan destacado actor", añadió Fischer en la entrevista.

Y para que el contacto se mantenga, ahí está Fischer y no Frank-Walter Steinmeier, actual jefe de la diplomacia germana. Eso sí, antes de partir hacia Irán, Fischer se reunió con su sucesor en el cargo para tratar los puntos más destacados del viaje y se encuentra permanentemente asesorado por la embajada alemana en Teherán.

¿El mediador perfecto?

Krise in Nahost - Sitzung UN-Sicherheitsrat
¿Necesita el Consejo de Seguridad apoyo externo?Imagen: AP

Avi Primor, embajador israelí en Berlín, fue uno de los que propuso a Joschka Fischer como mediador en el conflicto de Oriente Próximo, junto con otro ex ministro de Exteriores, el liberal Klaus Kinkel. "Ambos gozan de un gran prestigio, pero Joschka Fischer es más conocido y podría lograr más cosas", declaró el diplomático. También sus colegas del Partido Verde, tanto en el Bundestag como en el Parlamento Europeo, ven en Fischer a la personalidad ideal para ejercer de pacificador del conflicto.

Joschka Fischer es sin duda uno de los políticos alemanes que han dejado huella en su paso por el gobierno federal. Pero aún así, no todos están de acuerdo con otorgarle la misión mediadora. Son muchos los que consideran que Kofi Annan, en representación de las Naciones Unidas, y Javier Solana, como responsable de la política exterior de la UE, deben tener su oportunidad.

También hay quien duda de que Fischer ostente el peso político que requeriría semejante labor, así como la neutralidad necesaria: Minu Barati, la quinta esposa del ex ministro, es iraní e hija de un político de la oposición al régimen islamista de Teherán. Y aún así, comenta Udo Steinbach, director del Instituto Alemán de Oriente, que Fischer "perdió prestigio en el mundo árabe durante sus últimos años en el gobierno". "Como mediador neutral, Fischer no es aceptable", considera a su vez Norman Paech, encargado de Asuntos Exteriores del Partido de Izquierda alemán. En los últimos tiempos, el ex ministro se ha decantado en exceso a favor de Israel, opina Paech y no está solo en su opinión.