“Futbol por la vida” trabaja en equipo
18 de noviembre de 2009Nos trasladamos hacia una triste plaza de hormigón en una de las partes más pobres de San José, capital de Costa Rica, al lado de un polvoriento cruce. Entre vallas de varios metros de altura, cuarenta chicos corretean detrás de unos balones. En el campo de juego se encuentran también dos entrenadores que animan a los chicos y se encargan de que los adolescentes se olviden durante dos horas al día del ambiente gris donde viven.
Timo apoya y ayuda a ambos entrenadores en este apasionante trabajo. Él explica en qué consiste: “En la tarea que hacemos ahora, cinco personas en círculo tienen que mantener el balón en alto sin que éste caiga al suelo. Además no pueden abandonar el círculo. Eso significa que los cinco tienen que permanecer cogidos de las manos”. Através de este juego los chicos aprenden a mejorar su técnica con el balón. Sin embargo, el auténtico sentido del ejercicio es la dinámica de grupo: que los jóvenes experimenten que sólo unidos pueden conseguir el objetivo.
Cumplir las reglas
Después del calentamiento, Timo juega con los chicos al “Fútbol Calle”. Este no es un partido de fútbol convencional, sino que tiene sus reglas particulares. Además, en este juego no existen ni las clásicas primera y segunda parte, ni las temidas tarjetas rojas. A pesar de ello, sí hay reglas obligatorias.
“Es un juego que se apoya, por así decirlo, en tres fases: en la primera fase se fijan las reglas; en la segunda comienza el juego propiamente dicho y en la tercera fase comentamos entre todos cómo se ha comportado el equipo, si ha habido juego limpio y si hemos cumplido las normas”, explica Timo. Lo mejor del juego es que si un equipo gana el partido pero ha infringido las reglas, puede todavía perder el encuentro en la tercera fase. Los niños deben aprender que lo más importante es que haya juego limpio.
El fútbol abre puertas
El proyecto con el que Timo se ha compometido se llama “Fútbol por la vida”. Se pretende dar experanza y abrir puertas a los chicos, pero no sólo en eso consiste el plan de entrenamiento. Quien trabaja aquí intenta animar e impulsar a los niños para que consigan una vida mejor.
Los chicos, que proceden de barrios pobres de la ciudad y, muy a menudo, viven en condiciones muy duras, tienen poder para cambiar su situación y destino. Sólo tienen que encontrar el camino a seguir para conseguir un futuro sin pobreza, sin drogas y sin violencia. A partir de este proyecto, los niños que quieran pueden recibir ayuda para comenzar una formación profesional. Sin embargo, el primer paso deben darlo aquí: en el campo de juego.
Con mucha ilusión, el pequeño Alejandro, de once añitos, viene cada día a entrenar. Él procede de La Carpio, uno de los barrios más pobres de la ciudad, y le apasiona el fútbol. Cada sábado abandona su apartado barrio, situado justo al lado de un vertedero, para reunirse con todo el grupo en el enorme “Parque Sabana” y jugar al fútbol. El proyecto de Timo organiza y finacia el viaje. Ésta es una luz que, cada semana, ilumina la vida de Alejandro y sus amigos. “Porque el fútbol es el mejor deporte que hay. El fútbol es el deporte rey”, nos cuenta Alejandro entre risas. Él disfruta como nadie abandonando su triste ambiente y viajando junto con todo el grupo al parque de la Sabana. Alejandro rebosa de alegría: “El Fútbol Calle, las reglas, el bonito parque, el cesped, el entrenamiento y ¡los torneos...!”.
"Fútbol por la vida" es mucho más que un juego
Timo espera que no sólo el recuerdo de las excursiones al campo permanezca en la memoria de los chavales, sino que su trabajo les sirva para aprender algo duradero de por vida. “Lo mejor es mostrarle a los niños todo lo que pueden conseguir trabajando en equipo. Los chicos deben aprender a ganar como un equipo y a cumplir las reglas. Así lograrán todos sus objetivos.”
Autora: Stefanie Hornig / ASG
Editor: Pablo Kummertz