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El país sin tierra

JAG3 de diciembre de 2003

Hace 25 años, 208 familias protagonizaron la odisea de salir de Vietnam hasta llegar a Alemania. Fue el primer testimonio de un exilio forzoso. La hazaña ha llegado a convertirse para muchos en una auténtica tragedia

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Aviso para intrusos en el Eurotunnel.Imagen: AP

Más de 600 personas llegaron al puerto de Hannover el 3 de diciembre de 1978. Procedían de Vietnam y habían llegado a Alemania tras un turbulento viaje de dos meses a través del sudeste asiático, escapando del comunismo. Ningún país quiso acogerlos, debido a la masiva afluencia de refugiados, hasta que los medios de comunicación, hicieron famosa la gesta del Hai Hong, como se llamaba el barco. Alemania Occidental los acogió en su seno y les garantizó condiciones de vida dignas en un estado donde se respeta la libertad.

Mexikanischer Flüchtling auf dem Weg in die USA
Cruzando la verja hacia la libertad.Imagen: AP

Fue el primer grupo de exiliados que llegaba de fuera de Europa y fueron los pioneros del grupo de 35.000 refugiados el sudeste asiático que Alemania recibió desde 1978. Con el aumento de la inmigración, numerosas voces se mostraron escépticas con la entrada de refugiados.

El problema actual

A pesar de las buenas intenciones con las que se recibió a los primeros refugiados, el problema sigue en la actualidad pero visto desde otra perspectiva. Las fronteras ya no son las nacionales sino las de la Unión Europea al completo. Las autoridades europeas están desbordadas por el problema y nadie ofrece opciones válidas para solucionarlo.

En España, cada día llegan noticias terroríficas de pateras que fracasan en su intento de cruzar el estrecho de Gibraltar, con la consiguiente pérdida de vidas humanas. Las mafias de la inmigración controlan el estrecho y prometen un mundo feliz a cambio de enormes sumas de dinero, pero nadie garantiza la supervivencia. No sólo el estrecho sino también las Islas Canarias se han convertido en un puente hacia la seguridad. En estas pateras, se mezclan tanto los inmigrantes por razones económicas como los perseguidos. En España, los inmigrantes proceden de Marruecos y los países subsaharianos, escapando de situaciones límite, hambre, guerras.... Las mafias se extienden cada vez más y también Italia y Grecia tienen que poner controles más estrictos para filtrar las oleadas de inmigrantes en las fronteras.

La puerta de la muerte

Estos controles no pueden evitar las catástrofes y las puertas de Europa se han convertido en un mar de cadáveres. Las fuerzas de seguridad europeas cuentan los que detectan en sus costas pero nadie se ocupa de los que mueren en tierra de nadie o en las aguas de su país de origen. Los que llegan a tierra y son descubiertos, tendrán que esperar en campos de refugiados a que se les conceda un permiso y si no, serán devueltos a sus países de origen.

Illegale Immigranten beim Eurotunnel
Cruzando el Eurotunel para llegar a Inglaterra.Imagen: AP

También en el norte de Europa acucia el problema. Alemania lucha contra la entrada de ilegales en sus fronteras con la antigua Europa del este. Inmigrantes de la antigua órbita soviética como Chechenia o Montenegro, que esperan su oportunidad para llegar a la tierra de los sueños. Además de éstos, también la mafias orientales embaucan a chinos, vietnamitas, bangladies y otras pueblos, y los depositan en países como Ucrania o Eslovaquia, garantizándoles que ya están a salvo en la Comunidad Europea. A partir de ahí, el problema de entrar en la Unión corre a cuenta de los desplazados que llegan a tardar varios años en cruzar la frontera.

El país sin "nación"

Además de estos casos, que quizá son los que más publicidad mediática reciben, existen en el mundo unos 23 millones de personas, que vagan sin país, cultura o tierra donde echar raíces. La mayoría escapan de conflictos armados, situaciones de crisis, dictaduras o simplemente del hambre. Otros 20 millones más se encuentran desplazados en sus propios países por conflictos políticos, étnicos o religiosos y no son reconocidos como refugiados. Más de cuarenta millones de personas componen este país itinerante caracterizado por las persecuciones, la pobreza y el elemento multicultural, pero sin tierra ni país que quiera acogerlos. Las condiciones han cambiado en los últimos 25 años y lo que en un principio se conoció como una tragedia romántica con final feliz, aumenta día a día convertida en un sinónimo de muerte, presente en todo el mundo.