1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

El balance de Berlín

16 de febrero de 2003

Mientras el gobierno alemán se siente avalado en su rechazo a una guerra contra Irak por las multitudinarias manifestaciones pacifistas de la víspera, la oposición reprocha un sesgo anti-estadounidense en los actos.

https://p.dw.com/p/3H3D
Multitud pacifista en la capital alemana.Imagen: AP

Impresionados quedaron los políticos alemanes con la enorme cantidad de gente que acudió a la convocatoria pacifista, ante el peligro de una intervención militar en Irak. Más de medio millón de personas en Berlín y 50 mil en Stuttgart no dejaron a nadie indiferente. Pero hasta allí llegan las coincidencias. A la hora del balance y las interpretaciones volvieron a prevalecer las divergencias en la arena política berlinesa.

En la línea de la población

El secretario general del Partido Socialdemócrata (SPD), Olaf Scholz, afirmó que las manifestaciones realizadas en Berlín y otras ciudades demostraron que la política del gobierno alemán con respecto a Irak está "en consonancia con lo que desea la población en Alemania y Europa. Su correligionaria, Heidemarie Wieczorek-Zeul, ministra de Cooperación Económica, calificó por su parte la jornada como una "conmovedora señal" contra la guerra y en favor de la paz.

La ministra es una de las figuras del gobierno que tomaron parte en la marcha berlinesa por la paz, desoyendo la recomendación expresa del canciller Gerhard Schröder. Participaron también dos ministros verdes: Renate Künast, de Agricultura, y Jürgen Trittin, del Medio Ambiente. Todos ellos se sumaron a los manifestantes a título personal, al igual que el presidente del parlamento germano federal, Wolfgang Thierse.

Reproches conservadores

Pero su presencia en la manifestación desató airadas críticas de la oposición. Para la Unión Cristiano Demócrata, la presencia de los políticos oficialistas fue una "vergüenza". El dirigente de la Unión Cristiano-Social de Baviera (CSU), Thomas Goppel, acusó a los ministros de practicar el populismo. Más aún: criticó que se haya señalado como contrincante a Bush y no a Saddam Hussein. "Muchos fueron utilizados, en nombre de la paz, para una manifestación antiestadounidense", afirmó el político conservador. La socialdemocracia replicó que la manifestación no había sido "contra algo" sino a favor de la paz.

Pese a estos duelos verbales, evidentemente la postura del gobierno se vio respaldada por la multitud pacifista. La oposición tampoco parece haber conseguido convencer a la población de que el rechazo a la guerra haya perjudicado la imagen del país en el extranjero. Sólo un 31% de los alemanes considera que Berlín se ha aislado o que se ha deteriorado su renombre en materia de política exterior, según una encuesta realizada por el instituto Polis. La Unión Cristiano Demócrata- Cristiano social, en todo caso, continúa con sus reproches y no descarta la guerra como último recurso para lograr el desarme de Bagdad. No obstante, el ex candidato a canciller, Edmund Stoiber, tomó la palabra para exhortar a un entendimiento en la Unión Europea y propuso, como posible fórmula de acuerdo, una "prórroga limitada" de las inspecciones de armas en Irak.