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Plazo de gracia

15 de febrero de 2003

Los inspectores de armas de la ONU podrán proseguir su labor en Irak un par de semanas. Washington se remite a la presentación de un nuevo informe el 1 de marzo, mientras Berlín pide brindarles "el tiempo necesario".

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El ministro de RR.EE. francés, Dominique de Villepin, cosechó aplausos en la ONU.Imagen: AP

La vida tiene muchas vueltas. Y, a veces, éstas se producen más rápido de lo que cabía esperar. De pronto no son ya quienes rechazan una intervención militar contra Irak los que parecen aislados, sino aquellos que la propician. Al menos esa es la impresión que dejó la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, donde Estados Unidos no consiguió ganar más aliados para su propósito de lanzar una ofensiva militar contra Bagdad. Al margen de Gran Bretaña y España, no se perfila mayor apoyo a una eventual resolución que de luz verde a la guerra en este momento. Por el contrario. Sintomático resultó el inusual aplauso que los presentes tributaron al ministro de Relaciones Exteriores francés, Dominique de Villepin, por su vehemente alegato en favor de prolongar las inspecciones de armas en Irak.

Nuevo informe

Difícil resultar juzgar en qué medida este traspié diplomático puede haber causado impresión en el presidente estadounidense, George Bush, que ya ha anunciado sin tapujos su voluntad de actuar con o son la venia de la ONU. Pero, de facto, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, tuvo que tomar en cuenta la situación y se mostró dispuesto a conceder un plazo adicional a los inspectores, dirigidos por Hans Blix, que habrán de presentar un nuevo informe el 1 de marzo.

También el primer ministro británico, Tony Blair, el más incondicional aliado de la Casa Blanca en Europa, acepta que se otorgue más tiempo a los inspectores. Así lo indicó en un congreso de su partido Laborista, en Glasgow, aunque advirtió que el mundo no debe dejarse engañar por las nuevas concesiones de Saddam Hussein, que calificó de "meramente aparentes". No obstante, el gobernante londinense subrayó su deseo de seguir intentando hallar una solución a la crisis iraquí por la vía de las Naciones Unidas. Algo que no extraña, en vista del masivo rechazo de la población británica a una guerra sin mandato de la ONU.

Sin embargo, ni las masivas manifestaciones pacifistas realizadas en múltiples capitales europeas, ni la resistencia de la mayor parte del Consejo de Seguridad al inicio de una intervención militar, conjuran el peligro de guerra. Pero, al menos, alientan a los partidarios de una solución política a redoblar sus esfuerzos y demuestran que su postura cuenta con amplio respaldo.

¿Prórroga indefinida?

En este sentido, los vientos soplan a favor del canciller Gerhard Schröder. En una conferencia socialdemócrata, celebrada en Finlandia, el jefe de gobierno alemán exhortó a la comunidad internacional a aprovechar la oportunidad de lograr el desarme pacífico de Irak. En este sentido, instó a incrementar la presión internacional para que Bagdad coopere plenamente con los inspectores y llamó a brindarles más tiempo y los recursos que necesiten para llevar a cabo su labor.

Alentado por los últimos acontecimientos, el jefe de la diplomacia berlinesa, Joschka Fischer, se manifestó a favor de prolongar por tiempo indefinido la misión de Hans Blix y su equipo. "Los inspectores deben recibir el tiempo que requieran", afirmó el ministro de Relaciones Exteriores germano, puntualizando que hay que proporcionarles refuerzos y mejor equipamiento. Por esta vía podrá conseguirse, a su juicio, inducir a Bagdad a la "plena cooperación y al pleno desarme".

Claro está que el punto de vista de Fischer sigue muy distante del de la Casa Blanca. Nada parece más lejos de las intenciones del Presidente Bush que prolongar indefinidamente las inspecciones. En esto Colin Powell fue muy claro: el plazo adicional será sólo de semanas.