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Donantes esquivos

23 de octubre de 2003

Escasas son las esperanzas de reunir en la conferencia internacional de Madrid los 55 mil millones de dólares que se estiman necesarios para la reconstrucción de Irak. Alemania ya anunció que no aumentará su aporte.

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Conferencia de Madrid: ¿cuánto se recaudará para la reconstrucción de Irak?Imagen: AP

Sólo un 20% de los cerca de 70 países asistentes a la conferencia de Madrid envió ministros a la cita, destinada a reunir fondos para sacar adelante a Irak. Ese dato debería bastar para concluir que no habrá negociaciones propiamente tales en la capital española, de manera que no cabe contar con grandes sorpresas en cuanto a donativos.

Renuencia alemana

Alemania, por ejemplo, ya ha dejado en claro que su contribución no excederá los aproximadamente 193 millones de euros ya comprometidos. La suma incluye los montos que le corresponden a Berlín en el paquete de ayuda que brindará la Unión Europea y en el aporte ofrecido por el Banco Mundial. El gobierno germano aduce, en primer término, que el déficit imperante en sus propias arcas le impide ser más generoso y que ya hace todo lo que está a su alcance. En consecuencia, no estimó necesario enviar más que a un subsecretario del Ministerio de Cooperación económica.

Estados Unidos dice, por boca de su ministro de Finanzas, no haber perdido la esperanza de que Alemania y Francia accedan después de todo a dar más dinero. Pero la negativa francesa es tan clara como la germana. Y, por lo demás, comprensible. Después de todo, ambos países se opusieron hasta el final a la guerra contra Irak y no se sienten ahora llamados a sacar las castañas financieras estadounidenses del fuego.

Círculo vicioso

Mientras Washington no esté dispuesto a entregar más facultades a la ONU, difícilmente cambie en forma sustancial dicha actitud. Máxime cuando está a la vista que los dividendos económicos, que a la larga podrían derivarse de una participación activa en la reconstrucción iraquí, por ahora parecen limitarse sobre todo a empresas estadounidenses. Además, la disposición general a invertir en Irak no será sin duda entusiasta mientras no se aclare allí el panorama y se vislumbre al menos una incipiente estabilidad.

No obstante, esta situación constituye un círculo vicioso. Sin dinero para hacer los trabajos de infraestructura que el país necesita, las condiciones de vida no mejorarán en forma perceptible y, por ende, será más difícil sofocar la resistencia de la población y garantizar la seguridad. También los países que se opusieron en su momento a la intervención militar comprenden la necesidad de paliar los problemas más urgentes en Irak, si se quiere evitar que la crisis se vuelva endémica. Por eso, tampoco Alemania se rehusa a prestar su colaboración. Sin embargo es lógico que el grueso de la carga la lleven los responsables de esta aventura bélica.