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Desarme sin guerra

19 de enero de 2003

El ministro de RR.EE. alemán, Joschka Fischer, aboga por gestiones diplomáticas y presión sobre Irak para evitar la guerra, mientras el canciller Schröder reiteró que su país no participará en una intervención militar.

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Pacifistas protestan ante la sede de las fuerzas de EE.UU. en Heidelberg.Imagen: AP

El primer encuentro del jefe de los inspectores de la ONU y el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica con autoridades iraquíes, mantiene la puerta abierta al diálogo. Mohamed El Baradei habló incluso de "algunos avances", lo que no suena del todo mal, a pesar de que sea una fórmula comúnmente utilizada en la jerga diplomática.

Sea como fuere, lo importante es que la posibilidad de una salida pacífica no está descartada. Así lo indicó también el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Joschka Fischer, en un informativo dominical de televisión. A su juicio, ahora se requiere un despliegue de gestiones diplomáticas para respaldar a los inspectores y hacer comprender a Bagdad que debe brindar su "plena cooperación" para evitar una tragedia.

Por otra parte, Fischer indicó que Irak ya es objeto de controles en una medida que vuelve "cada vez más difícil comprender por qué habría de amenazarse con una operación militar". Gratas han de sonar estas declaraciones en los oídos de los miles de pacifistas que se manifestaron este fin de semana en diversos lugares del mundo, impulsados por el mismo espíritu: rechazar la guerra que se prepara contra Irak.

Pacifismo alemán

También los alemanes salieron a la calle en varias ciudades, aunque las protestas fueron aquí bastante menos concurridas de lo que se preveía; quizá sea porque se planea una gran manifestación para mediados de febrero o quizá, simplemente, porque el movimiento pacifista parece no encontrar aún su cauce de expresión más efectivo.

Sea como fuere, no está en duda la oposición de la gran mayoría de los alemanes a la guerra. Así lo entiende también el canciller Gerhard Schröder. En la localidad de Oldenburg reiteró su propósito de luchar para que se consiga el desarme iraquí, sin recurrir a una confrontación bélica. Junto con subrayar que dicha posición es compartida por el 75% de la ciudadanía, expresó la convicción de que "el rechazo que los alemanes sentimos hacia la guerra tiene algo que ver con nuestra propia historia". Y eso es algo que, según el gobernante, debe ponerse en claro ante el mundo.

Para alegría de los pacifistas germanos, el ministro de Defensa, Peter Struck, opinó hace poco que virtualmente "ya no se puede imaginar" que Alemania vote afirmativamente en el Consejo de Seguridad, si se emite otra resolución dando luz verde a una intervención militar contra Irak. La página online de la revista Der Spiegel, llegó a tiular el sábado: "Alemania definitivamente no votará a favor de la guerra".

Precisiones gubernamentales

Pero esta alegría fue a todas luces prematura. Un portavoz gubernamental desmintió poco después que se haya tomado ya una decisión sobre la actitud que adoptará Alemania en una eventual votación del Consejo de Seguridad de la ONU. Puntualizó, además, que no cabe especular al respecto, mientras no se sepa ni qué forma podría adoptar esa votación.

Tampoco el ministro Fischer quiso pronunciarse al respecto. En consecuencia, los contrarios a la guerra sólo pueden aferrarse por ahora a las palabras que reiteró este fin de semana el canciller Schröder: "No tomaremos parte en una intervención militar contra Irak, y ese será exactamente nuestro pronunciamiento en todos los gremios internacionales, incluido el de las Naciones Unidas".