Corrupción: delito de caballeros ?
Una palabra que suele escucharse frecuentemente cuando políticos u otros representantes de países industrializados hablan sobre las causas de los problemas de los países en vías de desarrollo es: corrupción. Sin embargo, es poco lo que se escucha sobre aquellos que incitan a la corrupción. No son raras las ocasiones en que grandes empresas transnacionales se encuentran tras los jugosos sobornos y negocios desleales.
La organización Transparencia Internacional, con sede en la capital alemana, Berlín, realizó por segunda vez una encuesta al respecto. Entrevistó a más de 800 personas, tanto líderes económicos, funcionarios estatales en puestos de control, empleados de cámaras de comercio y bancos, así como agencias dedicadas al comercio internacional.
Según los resultados de esta encuesta el país en donde más difundido se encuentra el pago de sobornos es Rusia, seguido de Taiwán, China, Corea del Sur e Italia. Por el contrario son Australia, Suecia y Suiza los países en donde menos se soborna.
Una ley desconocida
La corrupción es como una moneda, tiene dos lados. Por una parte están los que aceptan el soborno, de la otra los que lo pagan. Transparency International hace hincapié en el hecho de que por lo general suele enfocarse la atención en la parte que se encuentra en el centro del interés público, muchas veces políticos o partidos políticos. La otra parte, la que paga el soborno, casi siempre grandes empresas o consorcios internacionales, queda en un plano menos expuesto.
Alemania firmó y convirtió en ley nacional la convención de la OECD, dirigida a lograr que los países castiguen la corrupción que sus ciudadanos cometen en el extranjero. Sin embargo este esfuerzo no tiene mucho efecto real, pues sólo se puede culpar al individuo que ofrece el soborno, pero no a la empresa para la que trabaja. Y la ley misma, aunque en vigor, es poco conocida. Eso significa que se sigue sobornando igual que antes y la corrupción continúa siendo en el comercio internacional un delito de caballeros.
La lista negra
Cerca del 40 por cientro de los empresarios, funcionarios y abogados alemanes encuestados, no habían escuchado hablar sobre la iniciativa contra la corrupción de la OECD. Sólo un siete por ciento indicó que en sus empresas se han tomado medidas concretas para combatir la corrupción. De ahí que no sorprenda que el soborno siga siendo una herramienta muy usada especialmente en la industria de la construcción y también en la armamentista. Los encuestados también indicaron que la opinión pública se interesa cada vez menos por los casos de corrupción.
La investigación periodística sigue siendo una de las pocas armas que existen para combatirla. Pero no la única. El gobierno alemán anunció la introducción de un registro anticorrupción aún antes de las elecciones de septiembre próximo. Las empresas de las que se sepa que han sobornado, quedarán incluidas en lista y serán excluidas de cualquier tipo de encargo público. Dieter Biallas, presidente de Transparencia Internacional – Alemania, indicó que su organización se esforzará por mantener actualizado ese registro. Además quiere que también el soborno de empresas extranjeras y en el extranjero quede registrado en esta lista y que tengan igualmente como consecuencia la exclusión.
La corrupción no siempre tiene que ser pagada con dinero o favores. Hay otro tipo de métodos desleales para obtener contratos, como por ejemplo las amenazas de recortar medios de financiamiento o ayuda humanitaria, la presión diplomática o las barreras comerciales . En este caso es Estados Unidos el que se sitúa muy a la cabeza de la lista; le sigue Francia, Gran Bretaña y Japón. Alemania se sitúa en un octavo lugar de esta deshonrosa lista.