Confesiones del empresariado alemán
22 de mayo de 2002La corrupción, por lo visto, no es un fenómeno marginal en el sector económico alemán. Más del 14% de los ejecutivos germanos han sobornado alguna vez a potenciales clientes, de acuerdo con un sondeo del instituto berlinés de estudios demoscópicos Forsa. La encuesta se llevó a cabo entre 500 empresas representativas, a nivel nacional, y las respuestas fueron entregadas en forma anónima.
Proyectando los resultados obtenidos, se colige que unos 150 mil empresarios han recurrido a prácticas corruptas en el país.
En Alemania, el pago de sobornos es generalmente considerado "inevitable" al hacer negocios con determinados países, particularmente del Tercer Mundo. Menos conocida es la escala que posee el problema a nivel interno.
El sondeo, publicado por la revista económica "Impulsos", revela que también en el país muchos estiman que no queda otra alternativa para llevar sus negocios a buen término. En concreto, un 54% de los consultados afirmó haber perdido alguna vez un contrato, por no haber pagado sobornos.
Cifras ocultas
En el 59% de los casos, los dineros fueron a parar a manos privadas. Sólo el 29% de los sobornos se destinó a empresas públicas.
En cuanto al monto dedicado a comprar la buena voluntad de los interlocutores comerciales, una cuarta parte de los entrevistados declaró haber pagado un máximo de 5000 euros. No es una suma exorbitante. Pero quizá lo más significativo sea que el 44% de los empresarios que reconocieron haber sobornado, se negaron a mencionar cifras. Las conclusiones puede sacarlas cada uno.
¿Leyes más severas?
La gran mayoría de los ejecutivos alemanes abogó, según el sondeo, por endurecer las leyes para hacer frente a la corrupción y garantizar la igualdad de oportunidades. No obstante, la Federación de la Industria Alemana (BDI), considera que la ley vigente al respecto es adecuada.
Sigrid Hintze, del departamento jurídico del BDI, hizo notar que las leyes anti-corrupción fueron reformadas y endurecidas hace tan solo 5 años, y que éstas contemplan severas sanciones. A su juicio, lo que se necesita es crear conciencia en el mundo de los negocios, para eliminar este tipo de prácticas.
Igualmente habría que dejar en claro que, cualquiera sea su escala, los delitos económicos no son meros pecados veniales.