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Cheque no del todo en blanco

11 de octubre de 2002

La aprobación del Congreso estadounidense ha fortalecido al Presidente Bush en su campaña contra Irak. Pero ello no ha inducido al gobierno alemán a modificar en lo absoluto su rechazo a una intervención militar.

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El capitolio da su visto bueno.Imagen: Illuscope

Lo importante es que Estados Unidos hable con "una sola voz", dijo Tom Daschle, jefe de la bancada mayoritaria en el Senado. La intención de no mostrar fisuras internas fue uno de los factores que terminó de inclinar la balanza a favor de los deseos del presidente George Bush en la votación del Congreso norteamericano. Cerrar filas es una actitud típica estadounidense en momentos de confusión o incertidumbre. Lo mismo ocurrió, sin ir más lejos, cuando por fin se dirimió el resultado de los últimos comicios presidenciales en favor de George Bush, tras semanas de pugnas que llegaron incluso a ventilarse en los tribunales. Una vez zanjado el asunto, la disputa se acalló instantáneamente.

Cuestión de legitimidad

Esta vez, en cambio, seguramente proseguirá, aunque en tono menor. Hacia afuera, el mensaje es claro: la Cámara de Representantes y el Senado facultan al jefe de Estado para llevar a cabo una operación militar contra Irak, tal como se preveía. Gracias a las modificaciones al proyecto inicial, no se trata en rigor de un "cheque en blanco" para el mandatario, ya que se le exige agotar todos los recursos diplomáticos para inducir a Irak al desarme, antes de recurrir a la violencia. Pero sin duda servirá para incrementar aún más la presión sobre el Consejo de Seguridad de la ONU, como ya lo adelantó el propio Bush.

La aprobación del Congreso obviamente da mayor soporte a la política de mano dura del presidente estadounidense. No obstante, no le confiere mayor legitimidad a nivel internacional. Ni elimina de un plumazo los problemas que conlleva, planteados una vez más por los portavoces de la minoría que votó en contra en el Senado. Entre ellos se cuenta, por ejemplo, que podría sentar un peligroso precedente para futuros golpes preventivos.

Alemania no cede

En Alemania, en consecuencia, nada ha cambiado en la postura gubernamental. Así lo subrayaron tanto el ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, como el de Defensa, Peter Struck. El gobierno de Gerhard Schröder mantiene su rechazo a una intervención militar contra Irak y apuesta por dar a los inspectores internacionales de armamento la oportunidad de llevar a cabo su labor. Esta misión tiene prioridad y es, a juicio alemán, lo que debería reflejarse también en la nueva resolución que se espera emita el Consejo de Seguridad de la ONU.

En dicho gremio continúa el tira y afloja, sin que de momento se haya encontrado la fórmula que permita el acuerdo. Bush, fortalecido en casa, de seguro no admitirá una salida que considere débil. Pero probablemente tampoco logre conseguir allí un equivalente a la luz verde para emprender sin más el ataque. Aunque Estados Unidos hable ahora con "una sola voz", en el concierto de las naciones siguen resonando múltiples matices.