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Bush y Schröder: mucho por negociar

Daniel Scheskewitz (DW Washington)/mb24 de junio de 2005

El canciller Schröder se encuentra el 27 de junio con el presidente Bush en Washington. Independientemente de la temperatura de las relaciones bilaterales, el comercio entre ambos va viento en popa.

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Schröder y Bush en Maguncia, febrero del 2005Imagen: AP

A más tardar desde la visita a Europa del presidente norteamericano, George W. Bush, las relaciones germano-estadounidenses se dan por normalizadas. Bush no desaprovecha oportunidad de alabar la presencia alemana en las negociaciones europeas con Irán por conflicto atómico.

Además después de los fracasados referendos en Francia y Holanda hizo manifiesta su esperanza de que de la crisis surja una Europa más fuerte. Por ello, durante la visita de su homólogo germano cabe esperar la misma cordialidad demostrada hace un año: "Nos une el objetivo común de lograr un mundo más pacífico. Señor Canciller, su visita me honra, bienvenido".

Detrás de bambalinas

Sin embargo bajo la corteza oficial, las relaciones estadounidenses con el gobierno roji-verde siguen tensas. Apenas hace una semana, el ministro de Defensa Peter Struck canceló una visita a Estados Unidos; uno de los motivos para ello fue que su homólogo en el Pentágono, Donald Rumsfeld, planeaba despacharlo con una breve cita. Y es que Rumsfeld sabe que de Alemania no puede esperar el apoyo en Irak que sus tropas tanto necesitan.

¿Ayuda en el problema Irak?

El analista Michael O´Hanlon del Centro de Investigaciones políticas Brookings Institution opina que Estados Unidos está conciente del desmoronamiento de su ejército en Irak, y que aunque sabe que Francia y Alemania aunque estarían en capacidad de ayudarlos no tienen intención de hacerlo. Además Washington sabe también que las elecciones alemanas se avecinan y que es grande la probabilidad de que el gobierno cambie. Presente está todavía que las últimas elecciones el canciller Schröder las ganó con una postura anti-americana en cuanto a la guerra contra Irak.

"Con que Schröder hubiese declarado que la guerra contra Irak no era buena idea, dejando clara su posición habría sido suficiente. Pero calificarla de aventura implicando que el presidente Bush representaba mayor peligro para el mundo fue demasiado y poco productivo. Las dificultades actuales en Irak tampoco justificarían sus declaraciones de entonces", analiza O´Hanlon.

Apoyo para el Consejo de Seguridad

A ello se debe la relativa frialdad con que Estados Unidos se toma el deseo alemán de acceder a un sitio permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como bien pudo constatarlo el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, en su última visita a Estados Unidos. Aunque Fischer es catalogado en Estados Unidos como alguien que sí sabe valorar las buenas relaciones trasatlánticas, de la visita a la secretaria de Estado, Condoleeza Rice, tuvo que salir con una diplomática negativa a su pedido de apoyo para la causa alemana. "Los alemanes son amigos", reconoce el senador Richard Lugar, acotando: "pero debemos considerar también los intereses de otros países".

Como fuere, el canciller Schröder tiene algo de que enorgullecerse durante su visita a Estados Unidos: las relaciones comerciales germano-estadounidenses no se vieron afectadas por las disonancias bilaterales. Alemania sigue siendo el segundo mercado de las exportaciones de Estados Unidos, que a su vez ocupa el tercer lugar en las exportaciones alemanas. Por ello, las puertas de la Cámara de Comercio norteamericana están abiertas para el canciller alemán.