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UE-Estados Unidos: cumbre en tiempos difíciles

mb20 de junio de 2005

La cumbre entre la Unión Europea y Estados Unidos tiene lugar en un momento difícil para Europa, y no tan fácil para George W. Bush.

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La desunión europea presente en la cumbre con Estados Unidos.Imagen: dpa

La crisis política en la Unión Europea tras el fracaso del Consejo Europeo en cuanto al marco presupuestario y a la Constitución se hará sentir en la cumbre con EEUU que se celebra en la Casa Blanca. Los temas centrales de la reunión son, básicamente, el proceso de paz en Oriente Medio, el programa nuclear de Irán y la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, tras la ausencia de acuerdo en Bruselas, las dificultades europeas podrían entrar en la agenda. Si bien el presidente estadounidense, George W. Bush, no se ha pronunciado aún al respecto, no falta quien opine que existe en el rostro gubernamental norteamericano una cierta sonrisita de soslayo por el fracaso en la Unión Europea.

"Europa existe"

Por su parte, la secretaria de Estados norteamericana, Condoleeza Rice, hizo alarde de optimismo al hablar de la Unión Europea. "Europa, la Unión Europea vive", declaró en los días previos a la cumbre, calificando la situación al interior de la UE sólo como de una fase difícil. Expresó así mismo la esperanza de que de todo esto salga una más abierta hacia el exterior y no una dedicada a sus problemas internos.

Una negativa que no se olvida

El corresponsal de la cadena alemana NDR en Washington, Georg Schwarte, informa, por otro lado, de que no falta quien opine que en realidad Estados Unidos no requiere de una Europa unida y que los medios norteamericanos no informan profusamente al respecto. Las disonancias al interior de la UE cuando la guerra contra Irak fueron lo suficientemente estridentes como para haberlas olvidado. Para muchos, Europa son Jacques Chirac y Gerhard Schröder, y su negativa a la guerra contra Irak. Por ello, no falta una cierta alegría por el mal ajeno ante las dificultades que enfrentan ambos en este momento.

Pero aunque al grueso de la población norteamericana no le interese la unidad de la Unión Europea, para el gobierno sí es de importancia. Léase en las negociaciones de paz en Cercano Oriente, la polémica atómica con Irán y los múltiples hilos comerciales existentes entre ambos, a pesar de la polémica por los bananos o la subvención a Airbus. Para todo ello, Bush necesita a una Europa fuerte, y no debilitada a su interior. Así lo sintió también el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, según lo expresó a su vuelta: él sólo habría constatado la preocupación porque el proceso de unificación europea no se paralice.

En la delegación europea a Washington está presente el presidente de turno de la UE, Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, la comisaria de Asuntos Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, y el comisario de Comercio, Peter Mandelson, así como Javier Solana, el alto representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea. Ellos se encargarán de explicarle cómo se imaginan el camino a seguir ahora a un presidente Bush -que con sus propios problemas internos no puede darse el lujo de ser altanero. Los 1700 soldados perdidos en Irak y los 200 mil millones de dólares invertidos en una guerra sin réditos no se lo permiten.