Ante la muralla europea
13 de julio de 2004
El barco alemán Cap Anamur, que rescató a 37 fugitivos de guerra de Sudán y Sierra Leona, que navegaban a la deriva en una balsa inflable, fue recibido por las autoridades italianas como si se tratara de un barco de guerra. Al acercarse a las costas de Sicilia, la embarcación, propiedad de una organización humanitaria alemana del mismo nombre, fue rodeada por guardacostas, helicópteros de la marina y un poderoso operativo policiaco. El barco fue confiscado y el alemán Elias Bierdel, representante de Cap Anamur, fue detenido. La Fiscalía de la ciudad siciliana de Agrigento, en cuyo puerto desembarcaron el lunes los africanos sin papeles después de una odisea de tres semanas en altamar, ordenó también la detención del capitán del barco, el alemán Stefan Schmidt, del armador y del primer oficial, un marinero de origen ruso. Los inmigrantes fueron encerrados en una cárcel de deportación y su destino es incierto.
Protesta alemana
El caso ha tensado las relaciones diplomáticas entre Alemania e Italia. La ministra alemana de Cooperación y Desarrollo, Heidemarie Wieczoreck-Zeul, pidió la inmediata liberación de Elias Bierdel. “No es posible que una acción humanitaria sea criminalizada”, dijo la ministra. La embajada alemana en Roma se puso en contacto con el Ministerio italiano del Exterior y un miembro del servicio consular viajó a Sicilia para atender a los nacionales detenidos. La ministra dijo que Europa tiene una responsabilidad especial frente a la población del vecino continente africano. Por su parte el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, dijo que el conflicto pone en manifiesto que las actuales regulaciones sobre el asilo no son suficientes para anfrentar crisis humanitarias. El portavoz de la organización, Stefan Telöken, se pronunció a favor de una solicitud de asilo europea.
Debate sobre el asilo
La parlamentaria de Los Verdes, Claudia Roth, calificó el drama de los refugiados como una cínica odisea inhumana e inmoral. Roth demandó que se garantice a los refugiados un proceso de asilo justo. También los diputados verdes del Parlamento Europeo criticaron la detención de la tripulación del barco. La presidenta del grupo parlamentario, Monica Frassoni dijo que Italia parecer confundor entre inmigración ilegal y solicitantes de asilo, lo que demuestra que hay deficiencias en las leyes de la Unión Europea.
Las regulaciones sobre el asilo siguen siendo competencia de las políticas nacionales y poco se ha avanzado en su homogenización salvo en algunas pequeñas cuestiones, como el reconocimiento de la persecución no estatal. Los acuerdos adoptados en Dublin en 1997 estipulan que el solicitante de asilo ha de presentar su petición en el país de la Unión Europea donde arriba. Para los sudaneses a bordo del Cap Anamur dicho país es Italia, si dicho país los rechaza, los fugitivos no pueden intentar mejor suerte en Alemania, los acuerdos de Dublín no lo permiten. Con ello las autoridades querían evitar algo que llamaron ‘Turismo de solicitantes de asilo.’
Morder granito
La organización alemana Cap Anamur fue fundada a principios de los años 70 para rescatar a los fugitivos vietnamitas, Boat People, que huían del ejército norvietnamita por mar, hacinados en precarias balsas. Miles de ellos perecieron ahogados en el Mar de China. El barco de Cap Anamur rescató a unas 10.000 personas y cada vez que llegaba a Alemania con su carga humana era recibido con flores y aplausos.
Esta vez cuando el buque de salvamento se acercó a las costas de Italia, llevando a bordo náufragos africanos fugitivos de guerra, fue recibido como un buque enemigo. Esto ejemplifica el dramático giro que ha dado la política europea en materia de asilo en el transcurso de 25 años. Poco antes de su detención, el activista Elias Bierdel, aludiendo al bloqueo de los guardacostas italianos, dijo a la televisión alemana que lograr penetrar los bastiones de Europa era como morder granito.