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Bayreuth: el amor trágico y redentor de Tristán e Isolda

30 de julio de 2024

Es una de las óperas más famosas de la historia de la música: con Tristán e Isolda, Richard Wagner creó un monumento a los amantes. Sin embargo, la nueva producción del Festival de Bayreuth destaca su lado más oscuro.

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Camilla Nylund, como Isolda, y Andreas Schager, como Tristán.
La sopranista Camilla Nylund impresionó al públicó en su papel de Isolda. Imagen: Enrico Nawrath/Bayreuther Festspiele

Ni alusiones a las guerras mundiales, ni catástrofes climáticas: en la ópera de apertura del Festival de Bayreuth 2024, que inició el pasado 25 de julio, no se abordó la situación política global. El público se sumergió en el mundo de la ópera de "Tristán e Isolda", la historia de dos amantes que no pueden estar juntos.

Hubo fuertes aplausos para los protagonistas, sobre todo para Camilla Nylund, como Isolda, y el tenor Andreas Schager, como Tristán, así como para Christa Mayer, en el papel de Brangäne, la doncella de Isolda.

El público también festejó al director ruso Semyon Bychkov, que no rehuyó los sutiles tonos de Richard Wagner y dio a los cantantes el espacio que necesitaban. El director islandés Thorleifur Örn Arnarsson y el dramaturgo Andri Hardmeier, en cambio, recibieron aplausos moderados.

Lo que comenzó con una escenografía y una música atmosféricas se volvió algo tedioso con el paso del tiempo. En el escenario, constantemente sombrío, no ocurría gran cosa ,y los decorados permanecían estáticos.

Una ópera imposible

La ópera no es fácil en sí misma. Al principio se consideró imposible de presentar. "El estreno no tuvo lugar hasta 1865, en Múnich, seis años después de su finalización", explica el director del Museo Richard Wagner de Bayreuth, Sven Friedrich, en entrevista con DW.

En su composición, Wagner traspasó todos los límites de la tonalidad y la armonía de la época. "Es música que te atrapa y de la que no puedes escapar", dice el director de orquesta Semyon Bychkov. "Wagner empuja los límites de la tonalidad, pero la música siempre permanece tonal", afirma en una entrevista concedida al festival.

Un gran reto para el tenor es el tercer acto, donde Tristán canta, en un aria, durante cerca de cuarenta minutos sobre su sufrimiento, sus agonías y su anhelo por Isolda. Es probablemente la parte de ópera más larga jamás escrita para un tenor.

El casco de un barco lleno de cosas del pasado de Tristán e Isolda.
Las memorias que atormentan a Tristán, en la escenificación de la ópera de Wagner en Bayreuth.Imagen: Bayreuther Festspiele/Enrico Nawrath

Una historia de amor y traición

La historia de fondo de la ópera es complicada: el caballero Tristán de Inglaterra ha asesinado al prometido de la hija del rey irlandés, Isolda. Pese a que ambos se enamoran, más tarde, Tristán promete a Isolda como esposa a su tío, el rey Marke. La trama de la ópera comienza cuando Tristán embarca con Isolda para llevarla a Marke. Para Isolda, el matrimonio forzado es una traición a su amor.

En la producción de Thorleifur Örn Arnarsson, Isolda está sentada en la cubierta del barco con un ondeante vestido de novia blanco en el que escribe lo que la conmueve: palabras como noche, anhelo y lealtad. "Está atrapada en su vestido de novia, este dolor brutal es incomprensible", explicó Arnarsson a la prensa.

Atrapados en el recuerdo

En el segundo acto, solo queda el casco del barco, lleno de cosas del pasado. Una escenografía diseñada con gran atención al detalle por Vytautas Narbutas: "Es un espacio de recuerdos y al mismo tiempo una pesadilla por la que pasan Tristán e Isolda", explica Arnarsson. Tristán e Isolda se enfrentan a su pasado y, simbólicamente, a sus papeles. Ella, la princesa inmadura; él, el héroe trágico en busca de reconocimiento.

En el tercer acto, el barco naufragado ha sido desmantelado, y Tristán yace delirando sobre los montones de recuerdos. "Y entonces el sueño se desmorona, porque la traición está ahí y Tristán agoniza en la pira funeraria de las esperanzas", dice Thorleifur Örn Arnarsson.

Budismo y un amor prohibido

A Wagner le gustaba inspirarse en los mitos y las leyendas de otras culturas. La historia de Tristán ("el triste") e Isolda se basa en una leyenda celta. El compositor también estuvo siempre fascinado por la India y el budismo. La compasión y la salvación en el nirvana son temas centrales del budismo, que también influyeron en su composición.

En aquella época, Wagner mantenía un romance con Mathilde Wesendonck, esposa de su mecenas, Otto Wesendonck. Tanto Wagner como Mathilde estaban casados, y vivían un "amor prohibido".

Wagner descubrió el budismo a través de la filosofía de Schopenhauer. "La vida es sufrimiento porque está regida por una voluntad, una fuerza motriz que mantiene cautivas a las personas", señala Sven Friedrich.

Esta voluntad, que también incluye el impulso sexual, solo puede superarse mediante el ascetismo y la renuncia para alcanzar el nirvana, que es el estado del budismo en el que ya no hay sufrimiento.

Wagner modificó un poco esta enseñanza: para él, la fuerza del amor, de un amor que conduce a la muerte, también supera esta voluntad.

(vt/cp)