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¿Vuelo de ida y regreso?

23 de agosto de 2003

Fénix, una aeronave con facultades de cohete y avión, sienta las bases para el transportador espacial del futuro. Europa da así un paso más en la carrera por el espacio.

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Modelo original de FénixImagen: AP

El sueño del dominio del espacio es, sobre todo, una batalla onerosa. Los actuales cohetes tienen que ser desechables y cada kilo de "carga científica" que transporte el "Schuttle", para dar un sólo ejemplo, cuesta entre 8.000 y 25.000 dólares. El desarrollo de cohetes reutilizables avanza por lo demás, muy lentamente.

Europa se ha lanzado a la cacería del espacio sideral con el prototipo de "Fénix", una nave reutilizable que cumple las funciones de un cohete pero que vuela cual avión. Y el futuro es promisorio. Fénix cumplió exitosamente su primer vuelo de ensayo en un canal de viento.

Simbiosis en vuelo

Los esfuerzos están puestos en reducir los costos a unos 1.000 u 800 dólares por kilo transportado al espacio. Fénix está siendo desarrollado en la población holandesa de Marknesse y es financiado, entre otros, por la Agencia alemana de Investigaciones Espaciales, la ciudad Estado de Bremen y el consorcio espacial EADS.

Fénix no es ninguna astronave pretensiosa, pues tiene sólo 7 metros de longitud y cuatro metros de envergadura. Los expertos calculan que esta simbiosis de avión-cohete pueda volar autónomamente a mediados del próximo año. Es poco probable empero, que para esa época Fénix pueda abandonar la tierra. Fénix es más bien un "conejillo de Indias" para el desarrollo de grandes transportadores.

¿Vuelo de ida y regreso?

Gerhard Schneider, del departamento de estrategias de la empresa Space Transportation, (EADS) de Bremen dice que la astronave, en un principio, "será elevada por un helicóptero a unos dos o tres de kilómetros de altura para luego dejarla volar por sí sola". Durante el ensayo anunciado, se espera que Fénix vuele – sin tripulación - los primeros 90 segundos en condiciones normales. El aterrizaje será también controlado. "Los resultados que obtengamos serán un avance importante en el desarrollo de sistemas de transporte espacial", indica el estratega.

Si bien Fénix no va a volar a las bases interplanetarias sí es, algo así, como la larva de "Hopper", el transportador sideral del futuro que están desarrollando varias agencias espaciales europeas. Este "saltador" - que despegaría en unos 12 años - alcanzaría una altura de 150 kilómetros ubicaría la carga en el espacio y regresaría inmediatamente al planeta azul. Toda la acción no requeriría de tripulación. Aún así, hay quienes confían en que pronto los paseos turísticos siderales serán realidad.

José Ospina Valencia