En España el parlamento regional de Cataluña aprobó la abolición de las corridas de toros a partir de 2012. La decisión ha desatado una cascada de reacciones, de indignación entre quienes consideran que la medida atenta contra la libertad y la tradición, y de satisfacción por parte de organizaciones defensoras de los derechos de los animales que esperan que la prohibición se llegue a extender a toda España.