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Una historia de muerte y supervivencia

26 de enero de 2013

¿Alemán, lituano, judío? Hubo un tiempo en el que esto no importaba absolutamente nada. La gente vivía en paz. La guerra lo redujo casi todo a cenizas pero, en la sombra, también hubo amistad y solidaridad.

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Imagen: DW/K. Zabotkus

Margarete Holzman está sentada en la sala de estar de su casa en Gießen y sostiene en sus manos una vieja fotografía. “Esta de aquí es mi hermana Marie“, dice. En la instantánea de 1940 puede verse a una preciosa chica sonriente y de mirada abierta. “A veces nos peleábamos como fieras, pero nos queríamos mucho a pesar de que éramos muy diferentes”. Marie, la hermana mayor, era despierta y extrovertida; Margarete, más bien tímida y tranquila.

Jüdisches Leben in Deutschland Porträt Margarete Holzman Foto
Una foto de la niñez: Helene Holzman y sus hijas Marie y Margarete.Imagen: DW

En 1923, la familia se trasladó de Jena a Kaunas, la entonces capital de la República de Lituania. Allí había una gran comunidad germanohablante y un interés especial en la cultura alemana. La madre, Helene, se dedicó a la pintura y la enseñanza de arte. El padre, Max Holzman, pronto se hizo cargo de una librería internacional que iría bastante bien y se convertiría en centro de reunión de los intelectuales de la ciudad. Holzman tenía raíces judías, pero la religión no jugaba ningún papel en su vida cotidiana. En su nuevo país, la familia se encontró con un judaísmo consciente e integrado respaldado por una gran diversidad de manifestaciones culturales.

Ocupación y muerte

En 1936, los Holzman se convirtieron en ciudadanos lituanos. Las hijas tenían entonces 12 y 14 años. La familia estaba bien situada socialmente y vivía al estilo de la burguesía intelectual de la época. Todo acabó el 25 de junio de 1941. Poco después de la ocupación del ejército alemán, Max Holzman fue arrestado por colaboradores lituanos de los nazis y desapareció sin dejar rastro en los centros de muerte que las SS habían construido para aniquilar a los judíos. Marie, la hermana de Margarete, comprometida fervientemente con la causa pacifista y perteneciente a un grupo juvenil comunista, también fue arrestada y ejecutada a finales de octubre a la edad de 19 años.

Jüdisches Leben in Deutschland Porträt Margarete Holzman
Margarete Holzman recuerda y relata hoy los sucesos de Kaunas.Imagen: DW

Atrás quedaron Helene y Margarete, que tenía entonces 16 años y era considerada “medio-judía” conforme a la ideología racial de los nazis. Sus vidas también estaban en peligro. Su casa era registrada una y otra vez. “Cada día ocurría algo horrible”, recuerda Margarete en conversación con la Deutsche Welle. La vida era dura en Kaunas pero las dos mujeres consiguieron salir adelante. La joven Margarete encontró trabajo como mecanógrafa y su madre, superando la desesperación y el miedo, empezó a ayudar a otros perseguidos, salvando la vida de muchos de ellos. “Era una mujer fuerte y valiente. Yo sabía que ella se dedicaba a sus actividades en secreto mientras yo estaba en el trabajo. Cuando regresaba a casa y no estaba, casi me volvía loca del miedo que sentía”, cuenta Margarete Holzman sujetando con fuerza las fotos de su familia.

Una niña del gueto

Kaunas, Lituania, unos 1.500 kilómetros al noreste de Gießen. Allí, Fruma Kucinskiene, de 79 años, contempla pensativa los árboles verdes que hay frente a la ventana. Se sumerge en sus recuerdos. Cuando habla de Margarete, la llama con afecto “mi hermana”. Helene Holzman, ahora fallecida, era entonces su “tía Lene”. La conoció en otoño de 1943: “Cuando vi por primera vez a tía Lene y escuché que hablaba alemán, pensé que tenía que esconderme rápidamente”. Fruma tenía entonces diez años, era una chica judía que había perdido su infancia, que había contemplado un abismo de muerte y desesperación, una niña del gueto.

“Es un milagro que haya sobrevivido”, dice hoy. Es consciente que debe su vida a Helene y Margarete Holzman. Helene formaba parte de un grupo de valientes personas que ayudaban a judíos perseguidos, proporcionaban comida y alojamiento y, sobre todo, sacaban a niños del gueto de Kaunas y los escondían en sus propias familias, en casas de conocidos o en hogares infantiles con una falsa identidad. En la pequeña vivienda de Helene, a veces llegaron a alojarse hasta siete personas.

Jüdisches Leben in Deutschland Porträt Margarete Holzman Manuskript
El diario original de Helene Holzman.Imagen: DW

Héroes en silencio

Helene Holzman fue una de aquellas personas cuya infinita solidaridad con los perseguidos no llegó a conocerse públicamente hasta mucho tiempo después. Tras la guerra, plasmó sus recuerdos en cuadernos que quedaron olvidados en un cajón. Años más tarde, los escritos se publicaron en un libro que la propia autora nunca llegó a ver. Hoy día, quien visite museos y lugares conmemorativos de Lituania, encontrará su nombre con frecuencia.

Jüdisches Leben Litauen Margarete Holzman
Tras esta ventana estaba el escondite de Fruma.Imagen: DW/K. Zabotkus

Aún está en pie la casa en la que vivieron los Holzman y en la que la pequeña Fruma se alojó durante meses con el nombre lituano falso de “Danute”. Según nos cuenta Fruma, tiene casi el mismo aspecto de entonces. Estamos en el jardín y Fruma mira un balcón de la fachada lleno de flores y después una pequeña ventana situada a la izquierda: “Allí estaba mi escondite, por allí miraba siempre fuera”.

Para los niños judíos, la vida en la clandestinidad bajo un nombre falso estaba marcada por la angustia y la inseguridad. Los vecinos lituanos eran a veces curiosos o desconfiados. Algunos proporcionaban información a la policía y había que buscar otro alojamiento a toda prisa. Fruma también debió cambiar de escondite varias veces, pero mantuvo siempre contacto con Helene y Margarete. Durante mucho tiempo no supo que había ocurrido con su propia familia: “Poco después de la guerra, iba cada noche a la sinagoga. Allí había colgadas listas con los nombres de los que habían regresado del campo de concentración”. Sus padres y su hermano nunca figuraban entre ellos. Murieron abrasados en su escondite cuando el gueto fue arrasado en julio de 1944. A Fruma todavía le cuesta hablar de esto.

Trauma de posguerra

Jüdisches Leben in Deutschland Margarete und Helena Holzman Foto 1946
Helene y Margarete Holzman con Fruma, 1946.Imagen: privat

Lo que la modesta mujer de 79 años no menciona es una curiosa acción de rescate que protagonizó en la posguerra. Margarete cuenta la historia. Ocurrió un día de verano de 1945. La guerra había acabado y las tropas soviéticas habían entrado en Kaunas. Fruma, ahora huérfana, vivía legalmente con las Holzman y había empezado a ir la escuela (de repente, era la única judía de la clase). Un camión del ejército se detuvo frente a la casa. Helene y Margarete fueron obligadas a hacer las maletas a toda prisa, ya que iban a ser deportadas a Siberia al ser consideradas ahora alemanas. Ante el temor de perder a su nueva familia, Fruma avisó a los vecinos llena de pánico y desesperación y estos, a su vez, llamaron a un oficial del NKVD. El milagro se produjo: el agente del servicio secreto ordenó que las dos mujeres volvieran a su casa. No obstante, allí ya había algunos rusos a los que se les había asignado la vivienda. 67 años después, Margarete Holzman se acuerda aún de todo: “Era una situación bastante extraña. Estaban allí bebiendo té, pero tenían que irse”.

En 1965, las Holzman se marcharon al oeste. Margarete y Fruma viven hoy a muchos kilómetros de distancia, pero siempre han permanecido cerca, tan cerca como solo pueden estarlo dos hermanas. Hablan por teléfono, se visitan, ríen juntas y se burlan la una de la otra. Sus hijos y sobrinos también tienen contacto. Su historia de vida y muerte, de salvación y amistad, las mantiene unidas desde hace más de seis décadas. Y Marie, la hermana de Margarete, siempre alegre y llena de vida, nunca caerá en el olvido.

Autora: Cornelia Rabitz
Editora: Claudia Herrera