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Puertas de bebés

8 de abril de 2010

Desde hace diez años existen en Alemania las llamadas babyklappen, una puertecita que ofrece a las madres la posibilidad de entregar anónimamente a su recién nacido. Un método que no deja de causar controversia.

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Una ventanilla para entregar al bebé muy moderna: para evitar que muera de fríoImagen: picture-alliance/dpa

Hace justo diez años se instauró la primera babyklappe, puerta para bebés, en Hamburgo. Entretanto en toda Alemania existen unas 80. Las madres que se sientan en la necesidad de hacerlo pueden entregar en ellas a su bebé, sin que nadie lo sepa.

Estas instituciones, regentadas por organizaciones de beneficencia, Iglesias y hospitales, están pensadas para salvar vidas. Sin embargo, no dejan de causar controversias. En noviembre de 2009, el Consejo Alemán de Ética exigía al Gobierno que las clausurara

En la casa de asistencia Haus Adelheid en Colonia cuando se escucha un cierto timbre, se sabe que hay un bebé en la portezuela. También puede ser una falsa alarma. La enfermera de turno recorre un largo pasillo que conduce hasta la babyklappe; tiene que ir lentamente pues la madre debe tener tiempo de desaparecer anónimamente.

“Respiro, abro la pequeña puerta hacia la pequeña habitación. Y por lo general encuentro un bebé. Lo tomo en brazos, lo caliento y, lo más importante, es que le digo que ya está seguro”, cuenta Eva Winkler-Jansenn. A la mayoría de los bebés que son entregados en esta institución en Colonia les faltan cuidados; en el cordón umbilical se nota que han sido traídos al mundo en casa, no en un hospital. Por lo general están envueltos sólo en una toalla.

Moses Baby Fenster in Köln Babyklappe
A la mayoría de los bebés entregados les faltan cuidadosImagen: picture-alliance/dpa

A pocas horas de nacer

Entonces, urge actuar. Se llama enseguida a las urgencias que llegan con un médico. “No podemos saber cómo ha sido el parto ni la gestación o si el niño tiene que ser tratado inmediatamente”, explica Winkler Jansenn. Antes de que la ambulancia se lleve al pequeño al hospital, en Haus Adelheid se le pone un nombre que mantiene después de la adopción.

Trece han sido los niños entregados en la última década en esta casa colonesa; la mayoría tenían sólo unas horas de nacidos de lo cual se colige que las madres estaban preparadas para entregarlo tan pronto llegase al mundo. El 50 por ciento de ellas han vuelto a Haus Adelheid, han visto a su niño y han decidido darlo en adopción; sólo una volvió a llevárselo.

¿Todo muy bien pensado?

Las madres que entregan a los niños en las puertas para bebés no son las mismas que entran en pánico después del parto y los matan. No caben en el cliché de la mujer desorientada o desesperada. “De las seis que hemos conocido, ninguna ha sido menor de edad; ninguna ha sido extranjera y todas tienen ya hijos. Lo que pensábamos al principio estaba equivocado; creíamos que vendrían por la noche, pero no, ha sido a plena luz del día”, cuenta Winkler-Jansenn quien no cree que las portezuelas sirvan, en realidad, para salvar la vida de los bebés, lo que fue el fundamento de su instauración.

Derecho a saber sus orígenes

Los críticos de este método de entrega de bebés ven una de sus mayores desventajas en la ausencia de datos acerca del origen del niño. Y aunque en Haus Adelheid no les pueden decir quiénes son sus padres, es importante que los niños vuelvan al lugar donde fueron encontrados. Sin embargo, su derecho a saber su origen –estipulado en los Derechos del Niños de Naciones Unidas- no se respeta.

El número de niños entregados de esta manera tampoco ha crecido en la última década: en 1999 fueron en total 34 (13 vivos, 21 muertos); en 2008, fueron 38 (29 muertos, 8 vivos). Este método sirve sólo para que los padres en cuestión –que podrían muy bien optar por la entrega en adopción regular- puedan desembarazarse de su responsabilidad de la manera más fácil”, opina el Consejo de Ética.

Autora: Nina Wollseiler/Mirra Banchón
Editor. Pablo Kummetz