Un halcón islámico en la presidencia de Irán
26 de junio de 2005
El País, de Madrid, opina: "La inesperada y abultada victoria en las presidenciales iraníes del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad pone en cuestión el tambaleante reformismo impulsado por el fracasado Jatamí y oscurece alarmantemente el horizonte de las relaciones con Occidente. El resultado de los comicios encaja el poder real en Irán -el de los órganos ultraconservadores no elegidos, con el líder supremo Alí Jamenei al frente, a quien Ahmadineyad es leal a ultranza- con el poder nominal que representa el futuro presidente, un desconocido para muchos en su propio país hasta hace una semana. La coherencia que alcanza la teocracia iraní elimina equívocos sobre su naturaleza, pero perfila un nítido e inquietante horizonte de confrontación con Estados Unidos. Quizá por eso, los halcones de la Administración de Bush, con Cheney y Rumsfeld a la cabeza, no ocultaban su preferencia por el triunfador, aunque argumentándola como posible germen de un colapso del régimen por el descontento popular."
No sólo Washington...
Il Messaggero, de Roma, apunta en cambio: "Los estadounidenses simplemente no pueden digerir el triunfo del archiconservador Mahmud Ahmadineyad. El ex integrante de la guardia revolucionaria es partidario de un Irán integrista a la cabeza del mundo islámico, claramente hostil hacia Estados Unidos, y se muestra convencido de que el actual programa atómico iraní es correcto. De este modo, el nuevo presidente se coloca de inmediato en la mira de la Casa Blanca. (...) Pero no sólo Estados Unidos teme que el triunfo de Ahmadineyad se convierta en un nuevo motivo de posibles conflictos e inestabilidad en una región de por sí asolada por interminables guerras. Todo el mundo occidental está preocupado."
Las prioridades del electorado
El dominical SonntagsZeitung, de Zurich, comenta: "Las prioridades del electorado no son quitarse el chador, oir música en vivo y llevar una vida sin mullahs, sino contar con un trabajo seguro y una participación justa en la riqueza petrolera. El hecho de que su nuevo Robin Hood sea un halcón islámico les importó menos a los electores que la cuestión de si será capaz de cumplir su papel como vengador de los desposeídos."