Un caramelo para Teherán

The Independent, de Londres, apunta: "El fin de semana, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, anunció sorpresivamente que Estados Unidos respaldará los esfuerzos europeos por resolver la controversia sobre el programa nuclear de Irán. La propuesta consiste en que, si Teherán desiste de enriquecer uranio, Washington dejará de oponerse a la incorporación iraní en la Organización Mundial de Comercio. Este giro es una excelente noticia para los negociadores británicos, franceses y alemanes. La atmósfera ha cambiado. Puede que esto no represente el término de la peligrosa disputa, pero sí el comienzo del fin."

Arduas negociaciones

El Dresdner Neueste Nachrichten, de Dresde, opina: "Después de haber apostado hasta ahora fundamentalmente por la presión militar para hacer desistir a Irán de su programa atómico, Washington se suma ahora a la estrategia europea de ofrecer estímulos económicos a Teherán. No obstante, como contrapartida, Bush demandó a los europeos llevar el caso al Consejo de Seguridad de la ONU si fracasan las negociaciones con Irán. Y eso podría ocurrir, dado que Teherán rechazó bruscamente el caramelo que de pronto se le ofreció. En el mejor de los casos, este es un comienzo... Las negociaciones con el régimen de los mullahs aún no han fracasado. Pero serán arduas y exigirán paciencia de todos los implicados."

El factor electoral

Der Standard, de Viena, comenta: "Quien haya esperado que un acendrado Irán cayera con alivio en los brazos abiertos de Estados Unidos, que respalda ahora una solución negociada a la pugna con Teherán, se vio defraudado este fin de semana. (...) El desenlace sigue siendo incierto. No es probable que veamos a los mullahs ceder antes de las elecciones presidenciales. Las concesiones en materia de seguridad nacional y soberanía no causan buena impresión en la campaña electoral, que en Irán no son una mera maniobra distractiva como en otros países de la región. Sólo después se verá si puede sostenerse la apreciación de que el vuelco conservador es atenuado en Irán por un pragmatismo dictado por las necesidades económicas de la población."