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Turquía: cumpliendo la promesa

16 de diciembre de 2004

La UE decide si abre negociaciones de adhesión con Turquía. A pesar de los debates acalorados, se espera que los 25 acordarán que las negociaciones comiencen a finales de 2005.

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El Parlamento Europeo respalda negociar la adhesión de Turquía.Imagen: dpa

La posible inclusión de Turquía en la Unión Europea (UE) puede cambiar para muchos la “cara” de la UE. Basta con echar una mirada a la estadística: 68 millones de habitantes de los cuales 99% son musulmanes, un 3% de su superficie pertenece a Europa, el restante 97% a Asia menor, en superficie supera en más del doble a Alemania, tiene fronteras con Irán, Irak y Siria, y se prevé que sea el más poblado de la UE.

En la mesa de debate chocan argumentos que van desde las dudas sobre la capacidad de integración de la población turca hasta las ventajas geopolíticas de poder ejercer influencia política en el mundo islámico.

El pasado 6 de octubre, la Comisión Europea certificó que Ankara había hecho "unas reformas impresionantes" y cumplía ya los llamados criterios de Copenhague (democracia, derechos humanos, respeto a las minorías y economía de mercado competitiva), pero aconsejó también unas leoninas condiciones negociadoras que los líderes no sólo se aprestan a imponer a Turquía, sino también a todos los potenciales candidatos en el futuro.

Cuatro décadas de paciencia

El camino de Turquía hacia Europa ha sido constante y de mucha paciencia. Desde 1952 pertenecen al Consejo Europeo y la OTAN. El llamado concreto a las puertas europeas data de 1963, cuando se firmó un acuerdo de asociación con la entonces Comunidad Económica, que abría la perspectiva a una integración. Desde 1999 Turquía es un candidato oficial a integrar la Unión.

Galerie Türkei Bosporus Brücke
Turquía, un puente hacia Oriente.Imagen: AP

El momento histórico parece jugar a favor de las negociaciones. Estambul se presenta como puente entre Occidente y Oriente en épocas de incertidumbre geopolítica. Después de todo es la única democracia de modelo occidental en el mundo islámico y el único país musulmán que forma parte de la OTAN. Su ubicación geográfica, entre el triángulo de crisis conformado por los Balcanes, el Cáucaso y Oriente Medio, marca una agenda que abarca temas sensibles como la seguridad, la energía, lo recursos hídricos y las tensiones con los curdos.

Alemania respalda

El Parlamento alemán se pronunció este jueves mayoritariamente a favor de las negociaciones, aunque sin el apoyo de la oposición conservadora-liberal, que sólo quería conceder a Turquía un estatus de “asociación privilegiada”. El ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, destacó la necesidad de apoyar el proceso de modernización de Turquía y con ello la de perfilar un modelo de tolerancia y de democracia que pueda servir de referencia a otros países musulmanes.

Las diferencias en Alemania se refieren a argumentos que marcan también el debate internacional sobre la adhesión de Turquía. Por un lado, se reconoce el esfuerzo en materia de los Derechos Humanos y la democratización, que abren el camino para que Turquía se quede del lado europeo y no del musulmán. Por el otro, precisamente el componente musulmán se percibe como una amenaza y un factor de incertidumbre para la UE.

Los sondeos refuerzan esta visión escéptica. Según el diario francés Le Figaro, el 67% de los franceses rechaza la entrada de Turquía, como un 55% de los alemanes y hasta el 75% de los austriacos.

“No hay vuelta atrás”

Pero independientemente de la opisnión en las calles, los especialistas opinan que una acercamiento pleno es ineludible y necesario. El politólogo alemán Herfried Münkler por ejemplo, destaca que será una manera de estabilizar la región de crisis entre Iran e Irak, evitando al mismo tiempo posibles consecuencias negativas de una rechazo.

Eine türkische Fahne weht am 11.2.2003 in Brüssel vor einer NATO-Fahne
Turquía: un socio estratégico dentro del mundo islámico.Imagen: dpa

“Tendremos la ventaja geopolítica de estar presentes en la frontera con una región de crisis y ejercer nuestra influencia”, explica Münkler, quien también niega que exista una “identidad europea”. “A más tardar con la ampliación de 1981 dejó de existir”, dice, pensando tanto en los países de la cuenca mediterránea, como en la reciente ampliación hacia Europa del este.