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Según el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, la protesta es una molestia transitoria. En su opinión, las manifestaciones están organizada por fuerzas extranjeras e infiltradas por grupos terroristas de izquierdas. Muchos observadores, por el contario, ven en ellas el despertar de una nueva sociedad civil. El movimiento ya no se compone sólo de estudiantes e intelectuales, sino de familias, sindicalistas y mujeres con velo. A todos ellos les une la constancia de su protesta y la creatividad con la que la expresan. A estas alturas, muchos turcos temen que el país pueda perder la oportunidad de entrar en la Unión Europea.