Turismo, la otra cara de la moneda
11 de agosto de 2013Hoy en día, cualquier parte del mundo globalizado es un posible destino turístico. Se hacen cada vez más viajes a regiones más distantes y a precios más módicos. El turismo como sector económico forma parte integrante del sistema, pero no solo crea puestos de trabajo y proporciona entretenimiento durante las vacaciones. El enorme volumen de tráfico también contribuye de manera considerable al cambio climático.
Según estimaciones del Centro para la Investigación Internacional del Clima y Medio Ambiente (CICERO), con sede en Oslo, son los viajes en coche y en avión los que causan más daño. Se señala en el nuevo estudio que “cada pasajero de un vuelo de larga distancia afecta tanto el medio ambiente como un conductor de coche en dos meses”.
Contaminación a la alemana
En el estudio, los alemanes figuran entre los principales responsables de los perjuicios ambientales causados por viajes de larga distancia. Según CICERO, viajan cinco veces más que el viajero promedio. Sobre todo los alemanes ricos contaminan viajando, dicen los científicos: “El diez por ciento de los alemanes más ricos son responsables del 20 por ciento del daño ambiental causado por viajes alrededor del mundo”.
“Desde hace mucho, el coche es el medio de transporte favorito de los alemanes”, dice Dörte Bayer, docente de protección del medio ambiente de la Universidad Eberswalde de Desarrollo Sostenible. En la lista, el avión se sitúa justo por debajo del coche. El bus y el tren no son muy populares. "Los buses o autocares modernos son el medio de transporte más limpio", añade Bayer.
Cruceros en el blanco de la crítica
A los alemanes también les gustan los cruceros, una manera de pasar las vacaciones que ecologistas consideran también muy contaminante. La organización no gubernamental NABU (Organización Alemana para la Protección del Medio Ambiente) dedicó un estudio a la repercusión en el medio ambiente de barcos de crucero. “Pocas compañías operadoras invierten en tecnología de filtración de emisiones”, dice Dietmar Oeliger, experto de tráfico de NABU. Las tecnologías que se usan en la industria del automóvil, por ejemplo, suelen ser mucho más avanzadas en cuanto a la protección del medio ambiente.
Dörte Beyer comparte las objeciones de NABU: “Los cruceros componen solo un 0,5 por ciento de la navegación total, pero aún así son inquietantemente poco ecológicos".
Turismo “suave” y sostenible
De hecho, existen muchos agentes de viaje que apuestan por formas de turismo menos perjudiciales para el medio ambiente. “Esto no significa turismo ecológico aburrido”, destaca Dörte Beyer. “Existe una serie de ofertas atractivas de viajes de todo tipo”. Aunque el interés haya aumentado en los últimos 20 años, ese sector sigue ocupando solo un nicho de mercado.
“Las formas más limpias de viajar son probablemente el senderismo o la bicicleta. El avión es el que contamina más”, dice Dietmar Oeliger. Se deberían evitar vuelos de larga distancia para estancias cortas. En caso de que no se lo pueda evitar, por lo menos existe la posibilidad de contribuir a organizaciones como “Atmosfair”. En su página web, los pasajeros pueden introducir su aeropuerto de destino para calcular el balance de CO2. Según la distancia del vuelo, resulta una cantidad de dinero, que la organización invierte en proyectos de protección climática. Así los viajeros pueden vivir con una conciencia más tranquila.