Transnistria: perdida en Moldavia
En 1991 colapsó la URSS, naciendo 15 nuevos Estados soberanos. Transnistria no se contó entre ellos. Hoy se considera un Estado, pero no es reconocido por ningún otro. El fotógrafo Anton Polyakov cuenta la historia.
Lucha por el reconocimiento
Lucha por el reconocimiento En 1991, la URSS colapsó, naciendo 15 nuevos Estados soberanos. Transnistria, una región de habla rusa en Moldavia, no se contó entre ellos. La autoproclamada “república presidencial” tiene su propio Gobierno, fuerzas armadas, bandera, escudo e himno nacional, e incluso pasaportes, sólo válidos para Abjasia, Nagorno-Karabaj y Osetia del Norte.
La URSS sigue viva
Anton Polyakov nació en Tiraspol, hoy capital de Transnistria, en 1990, año en que la región declaró su independencia de Moldavia. Desde 2012 fotografía la vida diaria en Transnistria. “Para muchos, Transnistria es la continuación de un trozo de Unión Soviética”, dice el fotógrafo. Este es un retrato del futbolista soviético Alexander Veryovkin, famoso en sus tiempos activos.
La intervención rusa
La intervención rusa Cuando Polykov tenía dos años, el país entró en guerra con Moldavia. Una guerra que pronto terminó debido a la intervención de Rusia. “La gente aquí tiene añoranzas de los tiempos soviéticos”, dice el fotógrafo. El 9 de mayo, el “Día de la Victoria” en la Gran Guerra Patria entre la URSS y la Alemania nazi, es recordado en todo el país con reconstrucciones de batallas.
Todo por la patria
El Gobierno de Transnistria aspira a estar preparado también para una guerra de verdad. Entrenamiento militar básico es obligatorio en las escuelas secundarias. Todos los años tienen lugar desfiles militares y los concursos de fisicoculturismo son muy populares. Según datos de la OSCE, la región posee de 20.000 a 40.000 toneladas de armas de la era soviética.
Amor por Rusia
El informe de la OSCE de 2015 dice que militares rusos siguen presentes en Transnistria, a pesar de que en una cumbre en Estambul en 1999 se acordó su retirada. “La gente ve en Rusia un garante de su seguridad”, dice Polyakov. En un referéndum llevado a cabo en 2006, la mayoría de los habitantes de Transnistria votó por la independencia y una futura integración en Rusia.
De mal en peor
Con una población de unos 475.000 habitantes y una superficie de 4.163 km2, Transnistria es uno de los más pequeños países de Europa. Su PIB per cápita es comparable al de Nigeria, pero mayor que el de Moldavia. Los pilares de su economía son la industria pesada, la generación eléctrica y la industria textil, pero restricciones debidas al conflicto en Ucrania llevan al país al colapso económico.
Engañoso paisaje bucólico
En las ciudades hay trabajo, si bien mal pagado (el salario mensual promedio es de unos 180 euros), pero la vida en el campo es otra historia. “Puede pensarse que es magnífico vivir en un pintoresco paisaje, pero allí no hay ni oportunidades ni infraestructura. Como no tienen trabajo, los jóvenes emigran a ciudades rusas no bien pueden”, dice Polyakov.
El imperio contraataca
El futuro de Transnistria depende de Rusia, para la que la región tiene una importancia estratégica. Por eso, Rusia mantiene allí “una misión de aseguramiento de la paz”, que esencialmente supone la presencia de tropas rusas. “Transnistria no es un actor político independiente, sino un rehén de la situación política actual”, dice Polyakov.