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Tortura: el fin no justifica los medios

24 de mayo de 2004

¿Se puede discutir sobre la legitimidad de algo tan aberrante como la tortura? Juristas y defensores de derechos humanos previenen de abrir resquicios a ésta práctica, que ni el fin de salvar vidas puede justificar.

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El penal de Brandeburgo donde se habría maltratado a prisioneros.Imagen: AP

En los estados democráticos hay consenso en torno a rechazar la tortura como método de arrancar confesiones a un detenido. Pese a ello, no siempre se ha dado un trato humano a los prisioneros, ni siquiera en los países occidentales que se precian de sus democracias. Pero la discusión en torno a la legitimidad de la tortura en determinadas circunstancias es un fenómeno nuevo, surgido a raíz de la amenaza del terrorismo, ante la cual las democracias occidentales se muestran hasta ahora bastante inermes.

Lucha contra el terrorismo

En Alemania no se vislumbra el peligro de que se socave el consenso básico de repudio a la tortura. La Constitución de la República Federal de Alemania establece que "la dignidad del ser humano es inviolable", mientras que el artículo 5 de la Declaración de derechos Humanos de la ONU especifica que "nadie puede ser sometido a torturas ni a tratos crueles, inhumanos o denigrantes".

Grande fue pues la indignación cuando un profesor de la Academia del Ejército de Múnich, el historiador Michael Wolffsohn, opinó recientemente en un debate de televisión que la tortura o la amenaza de aplicarla podría ser un medio legítimo en la lucha contra los terroristas. "Si queremos combatir al terrorismo como métodos de caballero, fracasaremos", dijo textualmente Wolffsohn.

Casos en Alemania

Políticos, defensores de los derechos humanos y juristas demandaron el despido del historiador, argumentando que nadie que tenga esas ideas puede dar clases a los oficiales del ejército alemán. El ministro de Defensa, Peter Struck, ordenó una investigación, pero llegó a la conclusión de que no había bases jurídicas suficientes para alejar de su cátedra al profesor quien, por lo demás dio marcha atrás, asegurando oponerse a todo tipo de torturas.

Misshandlung von Gefangener in Irak mit Galeriebild
Las imágenes de Irak que indignaron al mundo.Imagen: AP/Courtesy of The New Yorker

Aun cuando este asunto puede darse por cerrado, el tema sigue vigente en Alemania. En momentos en que los informes e imágenes de torturas en Irak provocaban indignación en el mundo entero, en el estado de Brandeburgo se iniciaron investigaciones contra personal de una cárcel en la que durante años habrían sido maltratados prisioneros, con al menos una víctima fatal. Y en Colonia se recordó que un hombre en prisión preventiva fue sometido a tratos tan brutales que le costaron la vida el año pasado.

Resquicios fatales

En ambos casos no se trató de "torturas" propiamente tales, ya que no se pretendía arrancar confesiones, sino más bien de maltrato por motivos de sadismo, igualmente prohibidos y punibles. Pero, en Alemania, el debate se concentra ahora en si sería válido aplicar torturas, si con ello se consigue salvar una vida humana. Hay un ejemplo concreto: el año pasado fue secuestrado y asesinado el hijo de un banquero de Fráncfort; la policía capturó al secuestrador y lo amenazó con infligirle "dolores", para forzarlo a revelar el paradero del niño, creyendo que éste aún se hallaba con vida.

Este caso salió a relucir en los medios de comunicación, causando indignación en el país, aun cuando también hubo quienes manifestaron comprensión ante la actitud del jefe policial que así actuó y contra el cual aún se sigue un proceso. Pero los defensores de los derechos humanos y los políticos rechazan cualquier intento de poner en discusión el rechazo irrestricto a cualquier tipo de tortura. Ni siquiera hay cabida para el argumento de que por esa vía podría salvarse alguna vida; porque si se abre un resquicio legal de este tipo, habría que seguir avanzando en una dirección fatal: elaborando métodos de tortura y entrenado a torturadores.