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¿Puede el teatro salvar a los raros cedros de Malawi?

Adam Weymouth
9 de abril de 2019

El cedro Mulanje, árbol nacional de Malawi, está en peligro de extinción. Un grupo de teatro compuesto por ex-prisioneros está haciendo un último intento para salvarlo.

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Un grupo de personas mirando a dos actores actuando.
Imagen: Tawonga Nkhonjera

Un grupo de 15 hombres se prepara para un arduo viaje. Quieren escalar el macizo de Mulanje, en Malawi. A su espalda cargan provisiones pesados para los próximos diez días.

A la subida se encuentran con otros hombres que bajan con enormes maderos sobre sus cabezas. Se tambalean descalzos por los empinados senderos en una nube de sudor y resina. La madera que transportan fue talada muchos años antes. Desde entonces ha permanecido entre la hojarasca, ya que se pudre muy lentamente. Es prácticamente todo lo que queda de los antiguos bosques de cedro de Mulanje (Widdringtonia whytei).

La especie de ciprés africano es el árbol nacional de Malawi y endémica del macizo Mulanje, una cadena montañosa en el sur de Malawi, el país más pobre de África. El macizo montañoso se extiende a lo largo de varios cientos de kilómetros cuadrados, su punto más alto se encuentra a más de 3.000 metros y se eleva pintorescamente sobre las plantaciones de té más bajas.

En 1893, un miembro del ejército británico, el teniente Sclater, informó sobre "magníficos bosques de cedro” con copas de hasta 40 metros de altura. La madera era un excelente material de construcción y también muy demandada por los astilleros para la construcción naval. Dos años más tarde, los británicos comenzaron a talar los árboles.

Antiguos prisioneros de la compañía de teatro Nkhokwe Arts reeditan su obra para fomentar la conservación del cedro de Mulanje.
Los actores expresan lo que han aprendido sobre la vida en Mulanje en los ensayos.Imagen: Tawonga Nkhonjera

Después de la independencia de Malawi en 1964, las empresas privadas continuaron con la destrucción que los colonialistas habían comenzado. Hoy en día solo quedan siete cedros Mulanje intactos en el macizo montañoso.

La educación ambiental como obra de teatro

Los hombres que suben a la montaña para encontrar estos últimos ejemplares son un grupo de teatro compuesto por antiguos prisioneros. Todos ellos han cumplido largas condenas por delitos que van desde el robo con allanamiento de morada hasta la violación. Muchos de ellos han sido puestos en libertad recientemente.

Las condiciones en prisión eran terribles. Los hombres eran forzados a dormir espalda con espalda sin espacio para acostarse y se les mantenía encerrados día y noche.

Uno de ellos es Gaspar Phiri, quien introdujo servicios religiosos en la prisión y actuaba como sacerdote residente. Decidió tomar el asunto en sus propias manos. "Hablé con el resto, les dije que no podíamos quedarnos quietos, teníamos que hacer algo”, explica a DW.

Creó un grupo de teatro, que se hizo tan famoso que incluso a un grupo de reclusos se les permitió salir en libertad condicional para ir de gira por el país. En 2008, una organización nacional de arte se enteró de las actuaciones de los prisioneros y fundó la compañía de teatro Nkhokwe Arts para que los prisioneros liberados tuvieran la oportunidad de seguir actuando. Los actores no solo ganan un ingreso extra, sino que tienen una razón para no volver a delinquir y por que los reincidentes son expulsados del grupo.

Mirando desde la meseta de Mulanje.
Ex-prisioneros de la compañía de teatro Nkhokwe Arts miran hacia abajo desde la meseta de Mulanje, en Malawi.Imagen: Tawonga Nkhonjera

En su obra anterior, visitaron las prisiones para educar a los reclusos sobre las opciones legales para conseguir la libertad bajo fianza. En su actual obra, querían centrarse en el cedro de Mulanje.

Un símbolo nacional cobra vida

El grupo vivió durante una semana y media en el macizo de Mulanje. Muchos de ellos tenían miedo de los espíritus antes del viaje porque según la leyenda rondan las montañas. Nadie sabía realmente qué les esperaba. "Todo lo que había oído hablar de la montaña es que está llena de árboles, que era verde y hermosa durante todo el año”, cuenta Chimwemwe Foster, que interpreta a un leñador en la obra. En cambio, encontraron una pradera estéril.

Los actores se encontraron con un grupo de hombres que habían sido asignados por la autoridad forestal para patrullar todo el macizo montañoso, pero sin fondos suficientes para tal actividad. También se encontraron con madereros ilegales, que intentan ganarse la vida en una zona donde el empleo es escaso. Y ahora que el cedro prácticamente ha desaparecido, están empezando a talar otras especies de árboles.

Los antiguos presos saben lo que significa vivir en la miseria, así como pelear e infringir la ley para sobrevivir. "Estos aldeanos solo comen las sobras que quedan en la mesa”, señala Phiri. "Los responsables de verdad son las personas que están en el poder”, critica. También han oído hablar de los patrones de precipitación, que han cambiado desde que han desaparecido los bosques. Muchos de ellos son pequeños agricultores y saben lo que esto significa para la población local.

Antiguos prisioneros de la compañía de teatro Nkhokwe Arts suben a Sapitwa, la montaña más alta de Malawi.
La compañía asciende a Sapitwa, la montaña más alta de Malawi. Imagen: Maxwell Makande

El grupo de teatro ha puesto todo su interés en la obra y sus miembros se han dado cuenta de lo mucho que esto ha cambiado su visión de la montaña. Antes de esta experiencia, veían el macizo de Mulanje como una atracción turística.

Para Peter Kungwa y sus compañeros, el cedro de Mulanje ya no es un símbolo nacional abstracto, sino parte integrante de un ecosistema vivo y respirable. También es el patrimonio tangible de toda la población de su país y, a menos que algo cambie rápidamente, a sus hijos se les negará ese patrimonio. "Ver”, dice Maxwell Makande, otro de los actores, "es creer”.

Difundiendo el mensaje

Después de dos semanas de ensayos en Blantyre, la segunda ciudad más grande de Malawi, la compañía emprendió una gira por las aldeas situadas alrededor del macizo de Mulanje. La tensión era grande, después de que un aldeano fuera asesinado a tiros por un miembro del Departamento Forestal unas semanas antes.

La obra cuenta la historia del declive del cedro desde el punto de vista de los cazadores furtivos que intentan sobrevivir. Explora el papel de la potencia colonial británica y de los funcionarios y políticos de Malawi a los que se les pagó para que miraran hacia otro lado y despejaran el camino a los envíos ilegales de madera al extranjero.

"Es la primera vez que un grupo viene a hablarnos sobre el medio ambiente”, cuenta un hombre del público de la aldea de Nkhanda. "Finalmente muchos entenderán la verdad después de ver la obra”, señala.

De acuerdo con la tradición del "Teatro del Oprimido”, la representación se interrumpe una y otra vez para dar al público la oportunidad de comentar lo que está sucediendo en el escenario. Se le pregunta, por ejemplo, si se reconocen en la historia, o si han experimentado eventos como este o similares. También se les pregunta a los espectadores si creen que otro final es posible en el caso en que ciertos personajes actúen de manera diferente.

Antiguos prisioneros de la compañía de teatro Nkhokwe Arts actúan en la ciudad de Blantyre, Malawi.
Los actores suben al escenario en una ciudad de Malawi, Blantyre.Imagen: Adam Weymouth

Porque un final diferente siempre es posible. En la meseta de Zomba, por ejemplo, a 80 kilómetros al norte del macizo de Mulanje, los cipreses plantados hace un siglo en viveros alcanzan ahora los 40 metros de altura. El hecho de que la población local pudiera trabajar en las plantaciones de pino protegió a los cipreses.

Tras las actuaciones en las principales ciudades de Malawi, la obra sigue de gira por el país y próximamente se presentarán en el Parlamento. No obstante, aunque estos ex-presidiarios logren despertar la conciencia de sus compatriotas sobre el cedro de Mulanje, este solo será el primer paso. El árbol solo podrá salvarse de la extinción si se logra luchar contra la corrupción y sacar de la pobreza a la población de los alrededores del macizo.

Tembo Chanyenga, que dirige el proyecto de protección de árboles en Zomba, ve el cedro como un regalo de Dios. "Creo que es el momento adecuado para mirar hacia adelante en lo que respecta a esta especie arbórea”, dice a DW. "Y si hay un grupo de personas que está impulsando el cambio, entonces podemos cambiar las cosas para mejor”, concluye.

Autor: Adam Weymouth, Malawi (ar/er)

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