Surrealismo a la finlandesa
24 de agosto de 2004
La acción es digna de la picaresca de un genio. Tan sorprendente, que hubiese divertido al propio Dalí, tan amante de lo burlesco. Según confirmó la policía finlandesa, en la exposición organizada por Artco Scandinavia en torno a las figuras del surrealismo español, la mayoría de las pinturas son falsificadas.
Extravagancia de un genial falsificador
La policía cerró ya en junio la exposición inaugurada en la moderna sala de Wanha Satama tras la denuncia de varios coleccionistas de arte sobre los cuadros falsificados. Un experto oficial en la obra de Dalí, encargado de valorar una de las obras adquirida por un visitante, comprobó que se trataba de una falsificación y que toda la colección era un gran engaño. Ese dibujo adornado con la firma del artista, al igual que otros de los expuestos en la sala, nunca fue realizado por el pintor. Los funcionarios del orden incautaron más de 450 cuadros de renombrados artistas, que están a la espera de examen por expertos internacionales. La policía finlandesa informó que será la Fundación Dalí en España, la responsable de determinar la autenticidad de las obras.
Según la investigación policial, no sólo los cuadros de Dalí eran falsos. En la exposición se podían ver (y comprar) además obras de arte falsificadas de pintores como Joan Miró, Pablo Picasso, Marc Chagall o Andy Warhol. El portavoz de la policía finlandesa, Jyrki Seppala, anunció a los medios las sospechas de que el 80% de las pinturas son plagios de las obras originales.
El “mecenas” de la exposición, Erkii Minkkinen, ingresó en presidio recientemente y salió en libertad el 10 de agosto. Es la única persona detenida hasta el momento y se le considera sospechoso de los delitos de falsificación y fraude. Sin embargo, la policía todavía no quiso informar sobre su supuesta culpabilidad.
Dalí: persiguiendo el escándalo y la provocación
No es la primera vez que el genio Dalí se ve inmerso en un escándalo de falsificaciones. Durante los últimos años de su vida, el artista firmó más de 350.000 hojas en blanco que los “artísticos falsificadores” aprovecharon para vender como originales, no sin antes haberlas adornado con una obra del autor. Sus telas hicieron subir las bolsas del arte hasta llegar a ser comercializadas en una operación de falsificación a gran escala, de la que él fue víctima y tal vez consentidor.
El genio del surrealimo español fomentó la extravagancia hasta los últimos momentos de su vida. En el año de su centenario, el comportamiento del pintor, escultor, escritor, y sobre todo, infatigable provocador sigue dando que hablar. Seguramente, el genial histrión se hubiese sentido complacido por tamaña burla si estuviese en vida para contarlo.