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Sucesos preocupantes

DW WORLD11 de julio de 2007

La ocupación de la Mezquita Roja y el posterior asalto militar, con decenas de muertos, son motivo de reflexión por parte de la opinión pública europea.

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Tropas del gobierno de Pakistán.Imagen: AP

El Stuttgarter Nachrichten, de Stuttgart, comenta del siguiente modo los sucesos en la Mezquita Roja de Islamabad: "Si Pakistán cae en manos de fundamentalistas, éstos se encontrarán en posesión de una bomba atómica. Las pesadillas pueden convertirse en realidad. La guerra de Irak está perdida. Y si Estados Unidos planea en serio salir de ese país, será un incentivo para que los integristas musulmanes intensifiquen su lucha contra Occidente."

Lucha por el poder

El Thüringer Allgemeine, editado en Erfurt, también reflexiona acerca del futuro que le espera a Pakistán: "La lucha por el poder está lejos de haber terminado. El presidente Musharraf tardó mucho en llevar a cabo la toma de la Mezquita Roja. Sabe ahora que en muchas otras escuelas donde se enseña al Corán se urden planes para la venganza. No son previsibles las consecuencias que esto tendrá en las próximas elecciones. Desde hace meses, los hermanos Ghazi se han colocado embarcado en una vía de confromtación. Mientras, el gobierno militar se ha colocado desde hace ocho años del lado estadounidense en la llamada "guerra contra el terrorismo" y representa a un islamismo moderado. Los radicales en cambio quieren un estado secular al estilo talibán; no solamente están dispuestos a pelear con palabras, sino con armas automáticas también. La muestra la acaban de dar en Islamabad. Tan sólo el año pasado, hundieron al país en una ola de terror con 650 ataques y 900 muertos."

Reacción tardía

Desde Londres, el Financial Times ve también una lucha por el poder: "Aún cuando actúa de manera decidida, como en este caso, o cuando elimina o aísla a activistas de Al Qaeda, el presidente de Pakistán da la impresión de que su meta en realidad es la conservación del poder. Un dirigente para el cual lo más importante fuese el futuro del país hubiese reaccionado como si la ocupación de la Mezquita Roja datara de enero pasado. Así hubieran quedado más claros los objetivos de la operación, y el número de muertes hubiera sido mucho menor."

Dos escenarios

En Ginebra, el Tagesanzeiger, aborda los orígenes de este episodio que ha dejado decenas de muertos: "El fanático Ghazi es cercano a los servicios secretos de Pakistán; y no predicaba la revolución desde algún punto lejano del planeta, sino justo a la vuelta de la esquina del palacio presidencial. ¿Cómo fue posible esto? Existen sólo dos explicaciones plausibles. O bien el predicador islámico fue una creación de los militares, que con horror luego se percataron del monstruo tipo Frankenstein al cual habían dado existencia, o el general Musharraf lo dejó crecer para no enfrentar algunos problemas internos y aparecer ante el mundo como salvador de los luchadores religiosos. Ninguna de ambas tesis prefigura un futuro halagador para Pakistán."