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Stalking: hay amores que matan

Mirra Banchón19 de junio de 2007

Un simposio en Brema trata con rigor científico y criminalístico un fenómeno que da un nombre muy moderno a algo muy antiguo: el Stalking, persecución o acecho.

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Con los medios electrónicos acechar es más fácilImagen: dpa

Un enamorado anhelante acecha en la calle donde vive su amada. Ni lluvia ni tiempo importan; tampoco la gente que pasa y se admira del hombre que observa la puerta por donde puede salir su dama.. ¿En cuántos poemas, películas y canciones se ha glorificado esta actitud? La constancia en el amor, la perseverancia que acabará por horadar la roca…. Ya no. Los tiempos han cambiado. Para el enamorado pertinaz se tiene ahora un término nada romántico: es un stalker. No es amor, es un trastorno psicológico. Tampoco la amada es tal, es una víctima. Y entre los dos no media la perseverancia sino, desde marzo de 2006, el artículo 238 del código penal alemán que puede llevar, en el peor de los casos, al stalker a la mazmorra por diez años.

Síntomas del acecho

Espiar a alguien; seguirlo por la calle; averiguar sus datos; mandar mensajes electrónicos, regalitos, flores; escribir su nombre por los muros de la ciudad…. Todas esas son manifestaciones de un trastorno psicológico, una obsesión, que puede llegar a niveles verbales y físicos violentos. "Son, por lo general, hombres y ex parejas", explica a DW-WORLD Stephan Rusch, director del Instituto Alemán para la Prevención del Stalking. El haber bautizado a este fenómeno, del cual existe registro desde la Edad Media, lo ha hecho manejable para sicólogos y siquiatras. También para las autoridades. Difundir los últimos resultados científicos y formar al personal encargado de penalizarlo es el objetivo de este Segundo Simposio Internacional.

Modern Stalking
Thomas Feuerstein, Modern Stalking, 2006, Amnesie InternationalImagen: Galerie Elisabeth & Klaus Thoman, Innsbruck

El stalking tiene muchas facetas, pero básicamente se define como el acecho malintencionado y repetido a una persona, que se siente violentada por ello. Aunque fueron bellos y famosos -Steffi Graf, Madonna o Jil Sander- los que sacaron a la luz el fenómeno, sucede a todos los niveles, y no poco. "Peligroso es en los casos de ruptura de relaciones amorosas; muchas ex parejas tienden a actos de violencia", dice Rusch. La ex pareja; el enamorado que aún tiene esperanzas; el enamorado que no está en sus cabales; el enamorado rechazado con sed de venganza; el erotómano y el sádico: así clasifican científicos australianos los diversos estadios del stalking.

Symbolfoto Gewalt gegen Frauen
La ex pareja: el caso más común de stalkerImagen: picture-alliance/ dpa

Límite poco claro

El límite donde el interés comienza a ser acecho es subjetivo. "Si la mujer ha dicho repetidas veces que no a sus invitaciones a tomar café, y él insiste y la molesta, eso es ya stalking", informa Rusch. Acciones repetidas, insistencia, ofensas, "si una persona se ve obligada a cambiar el ritmo de su vida está siendo víctima de stalking", detalla. Según resultados que presenta la Universidad de Darmstadt 500.000 personas son en este momento en Alemania sufren por esta causa.

Según el color del cristal con que se mira

Por otro lado, según una comparación internacional realizada en una universidad holandesa -basada en datos policiales y médicos- en los países donde existe un instrumento legal que penaliza el stalking el tratamiento del fenómeno es diferente. De los países europeos, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Finlandia y Alemania han tipificado el fenómeno en su código penal. Los italianos, por el contrario, no lo perciben con la seriedad de los holandeses. "En Italia, el problema se bagateliza", asevera el experto. En cambio, Estados Unidos, Japón y Australia lo penalizan desde comienzos de los años noventa.

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¿Amor o trastorno?Imagen: DW-TV

Y es que "la frontera del dolor es variable y cultural", analiza Rusch. En otras palabras, los cinco mensajes electrónicos que para una mujer alemana son manifestaciones de acecho y motivo para dirigirse a la policía, para una italiana serán todavía anécdotas que contarle a su amiga. Sin embargo, cuando empieza a tener miedo de encender la luz o se siente obligada a cambiar de camino al trabajo el asunto ya no amor…