Las células adiposas segregan sustancias cancerígenas, con un riesgo que aumenta cuanto más células adiposas se posean. El porcentaje de personas obesas que contrae cáncer de intestino o de mama dobla al de las personas de peso normal, y la grasa más cancerígena es la de nuestro interior, que no se ve. Los científicos la han investigado e incluso encontrado formas de atajarla.