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Sin novedad en Jerusalén

ERS19 de febrero de 2007

La reunión sostenida por la secretaria de Estado norteamericana, el premier israelí y el presidente palestino no arrojó resultados auspiciosos para el próximo encuentro del Cuarteto para el Medio Oriente.

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Abbas, Rice y Olmert se dan la mano.
El apretón de manos para la foto no fue más que un gesto.Imagen: AP

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, llegará por lo visto con las manos vacías el próximo miércoles a Berlín, donde se celebrará un nuevo encuentro del Cuarteto del Medio Oriente, al que también acudirá el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. Su cumbre tripartita con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente palestino, Mahmud Abbas, no arrojó resultado visible alguno.

La meta sigue distante

El hecho de que ni siquiera se halla llevado a cabo una conferencia de prensa conjunta al cabo de las dos horas de conversaciones habla por sí solo: no hubo nada nuevo que comunicar en conjunto. La meta de crear un estado palestino que conviva pacíficamente con el de Israel ya había sido trazada años atrás. Y el hecho de que en la reunión tripartita de Jerusalén se lo haya reafirmado no quiere decir que se esté avanzando en esa dirección. Por el contrario, la "Hoja de Ruta" ideada para el proceso de paz permanece en el cajón y el objetivo inicial, que era el de generar confianza entre las partes, sigue tan distante como el primer día.

Nada favorables son pues las premisas para los propósitos de la canciller alemana, Angela Merkel, que en su calidad de presidenta de turno de la Unión Europea intenta reactivar al Cuarteto del Medio Oriente. Ninguno de sus integrantes (la ONU, Estados Unidos, la UE y Rusia) parece tener por ahora nuevas ideas que ofrecer y la actual iniciativa estadounidense llega, a todas luces, en un pésimo momento, considerando la debilidad de los dos interlocutores con que se reunió Condoleezza Rice.

Actores debilitados

Para Abbas, la primera prioridad consiste por ahora en evitar una escalada de la pugna interna palestina, que podría derivar en abierta guerra civil. De ahí que se viera prácticamente forzado a llegar a un acuerdo para con Hamás formar un gobierno de unidad, que todavía está por concretarse. Y no lo hizo desde una posición de fuerza, que le permitiera para exigir a dicho movimiento radical el cumplimiento de las demandas básicas de la comunidad internacional: reconocimiento del derecho a la existencia del Estado de Israel, aceptación de los acuerdos ya suscritos y renuncia a la violencia.

En consecuencia, Abbas no está en condiciones de satisfacer tampoco las condiciones básicas que impone Israel para emprender nuevas negociaciones con los palestinos. Pero tampoco Olmert tiene actualmente la fuerza suficiente para imponer sus propias fórmulas, si es que las tiene. Su respaldo entre la población israelí ha caído por debajo del 20% y, de seguir así, tendrá que empezar a preocuparse de asegurar su propia supervivencia en el poder. El tercer actor principal en este drama, Estados Unidos, tampoco tiene mayor margen de maniobra, con la campaña electoral ya de facto en marcha. Ante esta constelación, el Cuarteto para el Medio Oriente tendría que sorprender con una nueva iniciativa, que merezca el nombre de tal, para poner realmente en movimiento la carreta empantanada. Pero de eso no hay indicios, por mucho que la canciller Merkel quiera insuflar nueva vida al proceso de paz.