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Sin intereses comunes, el Movimiento de Países No Alineados ha perdido relevancia

16 de julio de 2009

El Movimiento de Países No Alineados, (NOAL) formado durante la Guerra Fría, tuvo como objetivo mantenerse neutral y no aliarse a ninguna superpotencia. La organización sigue vigente y celebra su cumbre en Egipto.

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El presidente egipcio Hosni Mubarak y su homólogo cubano, Raúl Castro.Imagen: AP

En el balneario egipcio de Sharm El Sheikh tiene lugar este 15 y 16 de julio la cumbre del Movimiento de Países No Alineados, una alianza que se integró durante la confrontación entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética.

Los presidentes de Egipto, Gamal Abdel Nasser, el primer ministro de la India, Sri Pandit Jawaharlal Nehru, el presidente de la entonces Yugoslavia, Josip Broz Tito, el presidente de Indonesia, Achmed Sukarno, así como el presidente de Ghana Kwame Nkrumah, fueron los lideres que impulsaron el movimiento inicialmente.

El objetivo del bloque era convertirse en una tercera fuerza que mantuviera su posición neutral entre Este y Oeste, así como alcanzar una independencia económica y social para todos los países miembros del movimiento, que hoy en día sigue contando con 118 miembros.

Fue la Conferencia en la localidad indonesa de Bandung, en abril de 1955, donde 29 jefes de Estado y de Gobierno establecieron los fundamentos del Movimiento de Países No Alineados (NOAL), lo que fue una respuesta a lo que sucedía en el plano geopolítico a nivel mundial. La Guerra Fría y la confrontación entre la OTAN y el Pacto de Varsovia escalaba cada vez más, enfrascándose Estados Unidos y la entonces Unión Soviética en una carrera armamentista.

Asien Afrika Gipfel in Jakarta
En el 2005 se celebró el 50 aniversario de la Conferencia de Bandung.Imagen: dpa

Conferencia de Bandung

Al mismo tiempo antiguas colonias africanas habían ganado su independencia, con mayor o menor éxito desde la década de los años 50. En la Conferencia de Bandung fueron enunciados los principios que regirían las relaciones entre las naciones grandes y pequeñas.

Los “Diez Principios de Bandung”, comprometían a todos los países miembros a respetar la integridad territorial y la soberanía política, la igualdad de todas las razas y naciones, la defensa de los Derechos Humanos, el compromiso de resolver todos los conflictos por medios pacíficos respetando la Carta Magna de la ONU.

A la Conferencia de fundación del Movimiento de Países No Alineados en Belgrado en 1961 acudieron 25 Estados: Afganistán, Argelia, Jemen, Myanmar, Cambodia, Sri Lanka, Congo, Cuba, Chipre, Egipto, Etiopía, Ghana, Guinea, India, Indonesia, Irak, Líbano, Mali, Marruecos, Nepal, Arabia Saudita, Somalia, Sudán, Siria, Túnez y Yugoslavia. Sin embargo en las siguientes décadas se integraron prácticamente todos los países africanos y asiáticos.

Los países integrantes tomaron acuerdos en el entendido de que conformaban un movimiento y no una organización, para dejar en claro que las estructuras burocráticas no debían impedir el trabajo. Pese a ello se buscaba un papel activo en el plano internacional, en el que se había producido un nuevo y triste incidente producto de la confrontación Este –Oeste: la construcción del Muro de Berlín por parte del gobierno de la ahora extinta República Democrática Alemana, en agosto de 1961. Alemania había quedado dividida y con ella también Europa, a través de la llamada Cortina de Hierro.

Josip Broz Tito Kalenderblatt
Josip Broz Tito, una de las figuras líderes del Movimiento de Países No Alineados.Imagen: AP

Países heterogéneos con distintos intereses

Ante esta atmósfera política el objetivo era conformar una tercera fuerza, como afirma el investigador Christian Wagner, de la Fundación Ciencia y Política con sede en Berlin. “Debido a la heterogeneidad de los países miembros la estretegia no fue muy efectiva y los éxitos alcanzados hasta hoy en día son modestos. Se buscó acordar objetivo conjuntos en el marco de las organizaciones internacionales, por ejemplo el desarrollo sostenido o una reforma de Naciones Unidas. Sin embargo más allá de declaraciones de principios, el movimiento apenas si formuló objetivos concretos.

Tras el fin de la Guerra Fría los objetivos fueron reformulados, y entre ellos se encuentra el combate al terrorismo, la defensa de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional así como la búsqueda de justicia y equidad en un mundo globalizado. Sin embargo el éxito de los países no alineados también en estos objetivos ha sido marginal. Pues no sólo el fin de la Guerra Fría sino el desarrollo de la economía mundial ha contribuído a debilitar el peso de los países no alineados.

“Hay que considerar que a partir de la década de los 60 se ha producido un proceso de diferenciación en la comunidad internacional que se refleja no sólo en lo económico sino también en la conformación de organizaciones regionales. Eso significa que los países buscan en primera linea mejorar su postura y sus intereses en el contexto regional”, afirma Christian Wagner.

Nelson Mandela 1956
Nelson Mandela, en el centro del lado derecho, canta con seguidores durante un juicio en su contra en 1956.Imagen: AP/Peter Magubane

El G-77, más efectivo

El experto advierte que incluso organizaciones como el Grupo de los 77 pueden ser más efectivas en la consolidación de sus objetivos que los países no alineados, debido a la heterogeneidad de sus miembros. “Son países con muy diversas posturas políticas y personalidades líderes, siempre lo han sido así. Tanto gobernantes autoritarios como el presidente de Indonesia Suharto como el dictador de Bielorusia Alexander Lukaschenko o el símbolo del anti-Apartheid, Nelson Mandela. Actualmente pertenecen países inestables como Simbabwe, Paquistán, Irán y Etiopía tanto como Estados democráticos como las islas de Cabo Verde, Chipre y Sudáfrica.

La exhortación de los países no alineados de una amplia soberanía política y la no intromisión en asuntos internos, perturba a observadores, sobre todo cuando se trata de países como Simbabwe, Paquistán o Irán. “Lo único que encuentran países como éstos es un foro en el cual pueden propagar sus ideas. Una serie de Estados tienen posturas críticas respecto a Simbabwe o el programa nuclear de Irán. En ese sentido el Movimiento de Países No Alineados es un foro en el que pueden formularse distintas opiniones y posturas. Pero faltan intereses comunes que los unan a nivel supranacional. Ese siempre fue el problema básico del movimiento en los años 60, que lo ha sumido en la intrascendencia política dejando el escenario a otras organizaciones como el Grupo de los 77, integrado por los países en vías de desarrollo, que respaldan mutuamente sus intereses en el contexto de la ONU”, concluye Wagner.

Autora Daphne Grathwohl/ EU

Editora: Claudia Herrera Pahl