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Sigue polémica por líder democristiano que alabó a ex juez nazi

José Ospina Valencia16 de abril de 2007

Un discurso del demócrata-cristiano Günther Oettinger, en donde alababa a un ex juez nazi y posterior político con motivo de sus exequias, se convierte en polémica nacional y obliga a canciller alemana a pronunciarse.

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Günther Oettinger (CDU), primer ministro de Baden-Württemberg.Imagen: dpa

La oposición pide su renuncia, el Consejo Central Alemán de Judíos exige excusas y rectificación y la opinión pública pide tanto lo uno como lo otro. Entre tanto, la canciller alemana, Angela Merkel, se ve enfrentada a una polémica nacional provocada por Günther Oettinger, primer ministro del Estado de Baden Württenberg y “una de las esperanzas” de su partido demócrata-cristiano (CDU).

En una conversación telefónica, Merkel reprochó a Oettinger su defensa del mencionado juez de la era nazi, Hans Filbinger, quien emitió sentencias de muerte durante la Segunda Guerra Mundial, incluso a pocos días de la capitulación. Filbinger había mantenido ese pasado oculto durante décadas.

¿Desconocimiento o intención?

Una vez difundidas las palabras pronunciadas por Oettinger se desató una polémica nacional pidiendo explicaciones al líder regional que, sin miras, rehusó a retractarse de sus declaraciones pese a la condena de historiadores y líderes de todos los partidos políticos.

Observadores políticos afirman que Oettinger buscó deliberadamente obtener el respaldo de los sufragantes conservadores, quienes estarían insatisfechos por las políticas centristas de Merkel. "Creo que Filbinger fue un opositor de la dictadura", afirmó incluso Oettinger en una entrevista a la emisora Deutschlandfunk, en una repetición del comentario que ha provocado gran irritación e incluso el enojo de la familia de uno de los desertores ejecutados tras el procesamiento de Filbinger. "Mis comentarios fueron justificados", ha repetido Oettinger desde su discurso necrológico en la tumba de su correligionario político, negándose a corregir cualquier frase de su alabanza.

También la Iglesia actúa

Entre tanto las consecuencias de la protesta surten cierto efecto: el arzobispado de Berlín canceló una misa en honor del ex juez nazi Filbinger que iba a tener lugar en la catedral capitalina de Sankt Hedwig. El cardenal Georg Sterzinsky, arzobispo de Berlín, no quiere que la misa se preste para “abusos o malentendidos”.

Las críticas a Oettinger provienen de todos los estamentos políticos. Mientras Los Verdes califican las palabras de alabanza a un ex juez nazi de “acto macabro”, los Liberales (FDP) lo tienen por “desastre”. Para los socialdemócratas, por su parte, es “incomprensible” que un jefe político como Günther Oettinger alabe a una persona que ordenó ejecutar a personas que quisieron huir de la dictadura nazi.

Se disculpa sólo por “malentendido”

Ante la creciente presión, Oettinger ha declarado, por último, que “lamenta si hubo malentendidos”. Palabras éstas que, más que tranquilizar han indignado a los críticos que no ven en él la intención de corregir la “mentira histórica” de que Filbinger, presuntamente, llegó a ser parte de la resistencia contra la dictadura de Hitler.

Por lo pronto, Oettinger se vio obligado a cancelar un viaje a Roma, a donde quería viajar con motivo de la celebración de los ochenta años del Papa. Por estos días, quien no es bienvenido en Berlín, tampoco parece serlo en El Vaticano.