Lejos de alcanzar la reducción de mortalidad materna en América Latina
22 de octubre de 2009
A los Días de Desarrollo organizados por la Comisión Europea acuden 5000 participantes de 120 países; toda organización oficial y no gubernamental que tenga que ver con desarrollo a nivel internacional está presente. Este año, en la cuarta edición de esta plataforma, el evento tiene lugar en Estocolmo bajo la sombra de la crisis financiera y el cambio cambio climático. No obstante, no hay debate sobre desarrollo que no pase por el barómetro de los objetivos del milenio, que en un principio estaban planteados para ser alcanzados el año 2015.
Lejos de conseguirlos
“La crisis ha golpeado duramente los programas que llevaban a avanzar en la consecución de los objetivos del milenio”, dice a Deutsche Welle Marcela Suazo, directora de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de Naciones Unidas. "Duramente" significa que no lo conseguirán en el plazo fijado, en el mejor de los casos en unos unos diez años más. “Estamos muy lejos de conseguirlos”, dice por su parte a Deutsche Welle Carmen Barroso, directora de la International Planned Parenthood Federation (IPPF).
La crisis está en boca de todos; sin embargo, antes de la crisis estaba claro que, hasta el año 2015, reducir a la mitad la pobreza del mundo (objetivo 1), en dos terceras partes la mortalidad infantil (objetivo 4) o en tres cuartas partes la mortalidad materna (objetivo 5) eran metas buenas, pero inalcanzables. ¿A qué se debe que estén tan lejos de ser conseguidos? “A la falta de voluntad política”, dice claramente Barroso.
Mortalidad materna en América Latina
En cuanto al quinto de los Objetivos del Milenio, el reporte periódico para América Latina y el Caribe habla de avances: de 1990 al año 2008, se han reducido la mortalidad de las madres por cada 100.000 niños nacidos vivos de 180 a 130. Pero las tendencias son divergentes en cada país:
Bahamas, Chile y Uruguay ya han logrado el objetivo 5; Costa Rica, Trinidad y Tobago, Cuba, México y Venezuela van por muy camino; Argentina no ha hecho avances en la reducción de mortalidad materna.
Y en ocho países ésta ha aumentado desde 1990: entre ellos Haití, Guyana, Bolivia, Guatemala, Honduras, Perú, República Dominicana y Ecuador. Atención prenatal, asistencia durante el parto así como educación sexual y reproductiva y el acceso a métodos anticonceptivos son factores de este fenómeno.
Cada paso cuenta
Enfocando los objetivos 4,5 y 6 de una manera más amplia se lanzó en 2005 un programa, con 32 millones de euros de fondos europeos, para propagar la salud sexual y reproductiva en varios países del grupo África, Caribe y Pacífico (ACP). República Dominicana y Jamaica entre ellos. En República Dominicana –que arroja un alto índice de inmigración ilegal y pauperizada de Haití- con unidades de salud móviles se accedió directamente a 65 bateyes, barrios de población sumamente pobre.
A cinco años de trabajo, William Reynoso - director de este proyecto con fondos internacionales que gestiona la dominicana ProFamilia- pone a disposición cifras de los logros del proyecto: más de 81.200 ciclos de gestágenos repartidos, más de cien mil mujeres asistidas en la gestación y el parto; acceso a mamografías y a exámenes de SIDA; 87 anticonceptivos de emergencia entregados; 600 talleres omunitarios de información y de formación que, entre otros temas, tratan de “una nueva masculinidad”.
La nueva masculinidad
¿Y qué es la nueva masculinidad? Según Yismelle Rubio Blanco, del Consejo Juvenil de ProFamilia, es la conciencia en los hombres de que la mujer tiene derecho a decidir por sí misma, a protegerse y “por ejemplo a decir no cuando el hombre regresa del trabajo y quiere obligarla a tener relaciones sexuales”. Para Rubio Blanco, el trabajo en los talleres comunitarios es de lo más importante de estos proyectos –de los cuales debería haber más y con más fondos.
Revisando sus logros –y comparados con los objetivos a alcanzar- las cifras parecen nimias. “Con lo de los anticonceptivos de emergencia, hay que tener en cuenta que en República Dominicana, con la Constitución que tenemos, nos estamos moviendo casi en terrenos ilegales”, dice a Deutsche Welle Rubio Blanco quien, personalmente, está a favor del derecho de las mujeres a decidir sobre la concepción.
¿Poca cosa?
Volviendo a los objetivos del milenio, “estamos lejos de conseguirlos”, dice también a Deutsche Welle José Valente, jefe de la sección de Europaid para los países de África, Caribe y Pacífico. En ese contexto, los fondos europeos puestos a disposición para este tipo de proyectos podrían parecer un acto simbólico, casi de caridad.
“No se trata de caridad”, asegura Valente sino “de apoyar a los países en sus proyectos propios, pues no se trata de imponer estructuras europeas sino de impulsar el desarrollo”; el resto está en manos de las políticas nacionales.
“Hay que diferenciar”, dice Marcela Suazo a este respecto, “entre proyectos piloto como éste de los cuales pueden salir impulsos y proyectos que luego se implementen en las regulaciones nacionales”.
“
Calculando que para el año 2015 ya tendremos en la región 190 millones de personas pobres, éste es un momento circunstancial de importancia para invertir en juventud. Tenemos diez años para invertir en formación, educación, habilitación de capacidades y de destrezas que les permitan a estos jóvenes incorporarse a procesos económicos y decidir por sí mismos”, dice Suazo quien prefiere no opinar respecto a cuán lejos estamos de conseguir los objetivos del milenio.
“Hemos avanzado”, concluye Suazo, “pero hay que reconocer que en algunos de ellos, como en la reducción de la mortalidad materna hemos retrocedido algo que es totalmente evitable”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: Pablo Kummetz