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Schröder no gobernará con el PDS

22 de septiembre de 2002

Ante el suspenso derivado de la estrechez de resultados electorales, al menos algo quedó claro: El canciller aseguró que no encabezará un nuevo gobierno si para ello debe recurrir al apoyo tácito de los neo-comunistas.

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Los líderes de los partidos discuten los resultados ante las cámaras.Imagen: AP

A medida que avanzaban los escrutinios sin arrojar mayorías claras para los bandos en contienda, comenzaron a multiplicarse en Alemania las especulaciones y cálculos sobre posibles constelaciones gubernamentales. El canciller Gerhard Schröder sostuvo, durante toda la campaña, que su deseo era seguir al frente del gobierno en alianza con Los Verdes. Pero añadió también que, en principio, en un sistema democrático todos los partidos tendrían que ser aceptables como socios... con una excepción: el PDS, heredero del partido único que gobernó por décadas la RDA. Claro que una cosa es hablar hipotéticamente, y otra cuando se enfrentan resultados como los de esta noche, en los que cada voto cuenta. Pero Schröder no recurrió a ningún tipo de ambigüedad. En una rueda con los jefes de partido ante las cámaras de televisión, reiteró que no habrá una nueva coalición de socialdemócratas y verdes en el poder, si el precio es depender del respaldo -expreso o tácito- de los dos diputados del PDS que obtuvieron un escaño por votación directa en sus respectivos distritos.

"Mayoría es mayoría"

Aclarado el punto, seguía sin embargo todo en duda en cuanto a la configuración del nuevo gobierno. El candidato de la unión conservadora (CDU/CSU) se mostró triunfante. Y con razón, porque su partido mejoró considerablemente el resultado de hace cuatro años y se convirtió en la primera fuerza política del país. Que ello alcance para formar gobierno o no, es otro asunto. Edmund Stoiber, en todo caso, celebró el triunfo con los suyos con algarabía y aseguró que, por estrecha que fuera la ventaja matemática que obtuviera su partido sumado a los liberales, "mayoría es mayoría".

Sólo que esa "mayoría" no estaba asegurada. En consecuencia, lo mismo opinaba Gerhard Schröder, confiado en poder seguir gobernando, pese a haber perdido notoriamente respaldo con respecto a los comicios generales que lo llevaron a la Cancillería en 1998.

Los Verdes ganan terreno

La razón que explica este "empate técnico" entre los dos postulantes a la jefatura de gobierno radica en los resultados de los partidos "pequeños". Los Verdes, socios predilectos de la socialdemocracia, superaron las expectativas y la meta del 8% que ellos mismos se habían trazado.

El partido ecologista se situó pues en tercer lugar en la "tabla de posiciones" electoral, alimentando las esperanzas de que al fin y al cabo se pudiera rescatar la actual coalición. Así lo expresó su jefe, Fritz Kuhn, quien adelantó que habiendo aumentado su votación en un 2%, la influencia de Los Verdes de seguro aumentará.

Liberales relegados al 4° lugar

Los liberales, en cambio, quedaron relegados al cuarto lugar, viendo esfumarse su utópica meta del 18%. En consecuencia, los potenciales socios de Stoiber se convirtieron en el talón de Aquiles de las esperanzas conservadoras. Su líder, Guido Westerwelle, admitió la derrota y, de paso, identificó también a uno de los principales responsables: el vicepresidente de la colectividad, Jürgen Mölleman. Sus provocativas críticas a la política israelí desataron un debate que a todas luces resultó prejudicial para el partido.