Schröder advierte a Bush sobre intervención militar contra Irán
15 de agosto de 2005
El fin de semana, Bush amenazó a Irán con el uso de la fuerza militar, de no ceder Teherán a la presión internacional para que abandone su programa nuclear. "Todas las opciones están sobre la mesa", dijo Bush durante una entrevista a la televisión israelí. Irán reaccionó de inmediato. "Si Estados Unidos comete un error semejante, tenemos muchas más posibilidades que ellos para defendernos", dijo el vice-ministro del Exterior Hamid Resa Assefi. Las amenazas de Bush fueron calificadas por el diplomático iraní como "guerra psicológica contra Irán" y enfatizó que su país tiene muchos recursos para defenderse, pero no aclaró si el nuclear se encuentra entre ellos.
Tal escenario bridó al canciller alemán Gerhard Schröder la oportunidad perfecta para abrir su campaña electoral enarbolando el tema iraní como su caballito de batalla. Durante una alocución en Hannover, Schröder exhortó a Bush a retirar de la mesa la opción militar. "La situación es grave", dijo el canciller. "Una opción militar sería sumamente peligrosa", advirtió. Como ya lo hiciera en el pasado, el canciller alemán descartó la participación de Alemania en una acción militar semejante. Schröder exhortó a los amigos de Europa y Estados Unidos a construir juntos una postura de negociación frente a Irán, pero descartando la opción militar. "Ya sabemos que eso no funciona", dijo aludiendo a la situación en Irak.
"Alemania no está para aventuras"
La retórica produce un déja vu en quien lo escucha. Ya en el 2002, Schröder salvó su campaña electoral de la inanición y de pasó logró su reelección gritando a los cuatro vientos: "Alemania no está para aventuras". Eso le costó al canciller un enfriamiento nunca antes visto en las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
Como es sabido, la postura antibélica germana fue secundada por Francia, dando paso al crítico eje franco-germano, al que el tiempo ha dado la razón. Desde la intervención anglosajona, Irak se ha convertido en un nido de terrorismo, una fuente de inestabilidad en el Medio Oriente y un pozo sin fondo para Estados Unidos. Desde entonces el odio en el mundo musulmán contra Occidente ha cobrado un nuevo ímpetu.
Irán muestra los dientes
La situación ha sufrido una escalada preocupante. Pese a la presión internacional, Irán inició el funcionamiento de su planta de Isfahan para el enriquecimiento de uranio. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) criticó duramente a Irán, pero la república islámica se rehúsa a apagar la central nuclear. En Teherán unos 300 estudiantes lanzaron piedras, tomates y huevos a la embajada Británica y coreando: "muerte a Gran Bretaña, muerte a Alemania, muerte a Francia, muerte a Estados Unidos, muerte a Israel". Los manifestantes, miembros de milicias islámicas de universidades de Teherán y del interior del país, demandaban el derecho de Irán al desarrollo de la energía nuclear. Las fuerzas del orden impidieron que penetraran el recinto.
El nuevo presidente iraní se mostró imperturbable ante la decisión adoptada por la Junta de Gobernadores de la OIEA. Mahmud Ahmadineyad nombró este fin de semana a los futuros miembros de su gabinete, entre ellos, figuras ultraconservadoras. El nuevo titular del Exterior será Manucher Mottaki, ex -embajador en Turquía y Japón, quien es considerado uno de los críticos más recalcitrantes a las negociaciones con la Unión Europea sobre el programa nuclear iraní. El del interior será Mustafá Pourmohamadi, quien se ganó fama de mano dura como jefe de los servicios secretos. El ministro de Defensa, Mohamad Najar, es figura cercana al líder espiritual, el Ayatola Ali Jamenei.