En Bolivia, a una altitud entre 3.800 y 4.600 metros sobre el nivel del mar, el clima se caracteriza por días calurosos y noches heladas, vientos fuertes y escasez de agua. Esto hace imposible mantener vivos ciertos cultivos a cielo abierto. Los invernaderos subterráneos crean un espacio propicio de suaves temperaturas constantes, ideal para la agroecología.