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Santiago Sierra y el barro de Hannover

Gabriel González11 de febrero de 2005

“Casa en barro” se titula el último proyecto del artista español Santiago Sierra que se exhibe hasta el 10 de Abril en la ciudad de Hannover. La obra de arte hace referencia a una construcción olvidada de los nazis.

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Santiago Sierra en botas de goma.Imagen: dpa

Las botas de goma que se ofrecen a la entrada de la nueva exposición del artista español son bien necesarias. 120 toneladas de barro y tierra se extienden por dos grandes salas de la Asociación Kestner en la ciudad de Hannover. Equipados con las botas de goma, los visitantes pueden pisotear por el barro y caminar luego en otras salas sobre alfombras blancas. Una diversión para toda la familia.

Pero lo que pueda parecer, a primera vista, como una broma simpática para deleitar a los niños, tiene un fondo serio y se enmarca perfectamente en la trayectoria artística de Santiago Sierra. Su nuevo proyecto invita a recordar la excavación de un lecho para un lago artificial en medio de la ciudad de Hannover en los años treinta. El lago de recreo “Maschsee” fue cavado bajo el régimen nazi por 1650 desempleados quienes recibieron un sueldo de miseria.

El trabajo y su explotación

Con su último trabajo, Sierra retoma un tema central de su trayectoria artística: la explotación del hombre y de su trabajo. En la inauguración de la exposición, el artista español subrayó que no quería que se interpretara su obra como un comentario sobre el régimen nazi en Alemania sino como parte de su aproximación al tema del trabajo como instrumento del poder.

Santiago Sierra nació en Madrid en 1966. Tras licenciarse en Bellas Artes en la Complutense de Madrid se marchó a Hamburgo, donde se gestó gran parte de su interés por las ideas que gravitan en torno a su obra. Desde 1995 vive en México.

Proyectos controvertidios

Sierra alcanzó la fama con una controvertida instalación en la Bienal de Venecia de 2003. En el pabellón de España tapó con bolsas de basura la palabra España y tapió la entrada, negando el paso al que no pudiera acreditarse como español.

Para un proyecto en Berlín, Sierra contrató a asilados que tuvieron que aguantar agachados cuatro horas en estrechas cajas de cartón. El pasado noviembre, Sierra organizó una lectura continua de 120 horas de una guía de teléfonos. Se trataba de las guías de la población árabe residente en Israel. La lectura se efectuó con lectores de lengua árabe.

“Sierra traslada injusticias sociales al sistema y lenguaje del arte y los convierte así en asunto público”, dice la curadora de la exposición en Hannover, Hilke Wagner. Según ella, las acciones de Sierra significan un ataque al establishment. Visitantes que esperan encontrar un arte “fácil” quedan decepcionados y se topan con algo que irrita, provoca– y con botas de goma.