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Rusia y Pakistán; efectos y responsabilidad

12 de agosto de 2010

Los editorialistas de la prensa alemana y europea enfocan las responsabilidades y las consecuencias de las catástrofes naturales tanto en Rusia como en Pakistán.

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Las llamas han llegado a los bosques radiactivamente contaminados en RusiaImagen: AP

Leipziger Volkszeitung, de la ciudad de Leipzig: “Las llamas devoran en Rusia también buena parte de la confianza en el Gobierno. Cuando el primer ministro Putin se presenta como el maestro de ceremonias del incendio, con buen efecto mediático desde un avión, lo que pretende es cuidar de su imagen de héroe y maquillar los errores. No obstante, la ola de fuego no se deja apagar con palabras elocuentes ni con escenificaciones. Por eso el nivel de popularidad de Putin y del presidente Medvédev va en picada en las encuestas. Debido al peligro radioactivo, que las autoridades rusas tampoco pueden ya tapar, la situación se agrava. Dado que su manejo de la situación hasta ahora no ha tenido mayores resultados, a la gente la ayudaría mucho que Putin renunciara a su ciego orgullo de nación poderosa y aceptara más ayuda internacional”.

El fantasma de Chernóbil

La Repubblica, de Roma: “El fantasma de Chernóbil ha despertado y ha vuelto para amenazar a Rusia, al Báltico y a buena parte de Europa del Este. De hecho, los incendios que se extienden por todo el país han alcanzado a los contaminados abedules y abetos de Brjansk, de los llamados “bosques muertos” por la radiactividad. Las autoridades de la región repiten sin cesar que la situación está “bajo control”. Sin embargo, después de 24 años de desinterés total, la confianza de la población es casi nula. En un video anónimo dirigido al presidente Vladimir Putin un comentario afirma acertadamente: `Ustedes siempre nos dejaron solos”.

The Times, de Londres: “Durante su mandato como primer ministro se acusaba a John Major de ocupar un cargo pero no detentar el poder. Esto también se podría decir del presidente Medvédev. También ahora durante los catastróficos incendios, el primer ministro Putin ha asumido su función preferida de hombre de acción, mientra que Medvédev está sentado mansamente en su despacho del Kremlin. Medvédev asume el papel del liberal, del partidario de la modernización y de la ampliación de la industria alejándose del petróleo y el gas. Sin embargo, la política no la tiene controlada y hasta ahora no ha sido capaz de hacer prosperar reformas reales. Medvédev tiene todavía dos años en el poder para mostrar que es dueño de sí mismo. En ello se juega también la credibilidad democrática de Rusia”.

El precio del cambio climático

Libération, de París: “Las negociaciones sobre el cambio climático son más urgentes que nunca, si se quiere aplacar el calentamiento de la atmósfera debido a las emisiones de efecto invernadero. Los incendios en Rusia han mostrado que el cambio climático no se hace presente sólo en países lejanos y en regiones sureñas sino también en nuestra Vieja Europa. Sea lo que fuera que ocasionó los incendios y las inundaciones, hay que partir del supuesto de extremos cambios climáticos. La desidia de la gente y la sobreexplotación de la Tierra han empeorado la situación en Rusia, en Pakistán y también en China. Estos países pagan el precio de la deforestación, la especulación inmobiliaria y la superpoblación acompañadas de poderes estatales fracasados, corruptos e inoperantes”.

De Volksgrant, de Amsterdam: “El Gobierno es incapaz y corrupto. Impera la paralizante envidia política. Sentimientos antioccidentales florecen. Y los talibanes, que intentan imponer sus opiniones con las armas, rechazan la ayuda de Occidente. Éste el motivo de que la ayuda masiva no tenga sentido, por el momento. Es de temer que no sea eficiente y que caiga en las manos equivocadas. Para los millones de paquistaníes “normales”, cuya pobre vida se ha vuelto aún más desconsolada, es un destino duro. Por eso la comunidad internacional debe buscar posibilidades de ofrecer una ayuda eficiente. No obstante, una gran acción de donaciones sólo tendría sentido si existiera un mínimo de seguridad de que el dinero llegará a su destino”.

mb/dpa/afp
Editora: Claudia Herrera-Pahl