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Obama, chances de paz en Cercano Oriente

3 de septiembre de 2010

Que israelíes y palestinos, con el patrocinio de la Casa Blanca, hayan acordado esforzarse por lograr un acuerdo de paz es un dejá-vu. Barack Obama, no obstante, tiene ciertas características que permiten la esperanza.

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Encuentro en septiembre de 2009.Imagen: picture-alliance/dpa

Mientras en Europa se observa con atención el proceso y se aplaude todo esfuerzo que encamine a la paz en el Cercano Oriente, -la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, urgió a israelíes y palestinos a "perseverar en tiempos difíciles"- en la Casa Blanca se diseñan ya diversas posibles soluciones que pasan por el estatus futuro de la ciudad de Jerusalén y por la cuestión de los refugiados. No obstante, de la amplitud de la visión de los políticos implicados dependerá, al final de cuentas, el poder lograr una paz duradera en la región.

Tanto entre israelíes como entre palestinos existen representantes de la línea dura. En caso de que la presión política pueda tener algún efecto, ésta tiene que venir de Estados Unidos. El presidente Barack Obama pretende pacificar la región, ése es su objetivo político. Aunque, a diferencia de su antecesor, Obama no se ve a sí mismo sólo como abogado de la parte israelí, tiene que tener en consideración la situación de política interna en Estados Unidos.

Da igual qué presidente tuviera la palabra en la Casa Blanca: la paz en el Cercano Oriente no fue conseguida. ¿Por qué tendría que lograrlo la iniciativa del presidente Obama? Khaled Elgindy, especialista en Cercano Oriente del Instituto de Estudios Políticos Brookings en Washington, es optimista: “Esta vez es diferente porque hay un presidente a quien lo mueve no sólo la paz palestino-israelí, sino la paz de toda la región; lo dice siempre. Esto lo diferencia mucho de los presidentes anteriores”.

¿Relaciones indestructibles?

Un año se da Obama de plazo para conseguir que el diálogo fructifere. No obstante, su cercanía a Benjamin Netanyahu podría complicar el asunto: “Basándome en lo que se ve públicamente, pienso que es una relación complicada. Sin embargo, ambos comprenden que se necesitan mutuamente a cierto nivel así como entienden que pueden causarse problemas el uno al otro”, analiza Elgindy.

No hace mucho, en primavera de 2010, en un encuentro con Netanyahu Obama se negó a darle la mano públicamente. En este reciente encuentro, por el contrario, Obama alabó llamativamente las relaciones bilaterales: “Las relaciones entre Estados Unidos e Israel son indestructibles”.

El socio principal de Israel

Estados Unidos es el principal socio de Israel. Obama podría poner fácilmente bajo presión a Netanjahu para que transija un poco hacia los palestinos. Con todo, a comienzos de noviembre tienen lugar las elecciones al Congreso de Estados Unidos y el papel de Obama en las negociaciones de paz en Cercano Oriente entraña fuerza explosiva. No debe convertirse en un tema de campaña.

“Obama tiene que poner en marcha el proceso de negociación antes de que la campaña electoral estadounidense se inicie. La administración quiere minimizar las sorpresas y los riesgos potenciales para no debilitar ni al presidente ni a su partido”, opina el analista de Brookings.

Encuentros cada 2 semanas y un año un acuerdo marco

Gracias a la intervención de Barack Obama, israelíes y palestinos han vuelto a dialogar directamente. Netanyahu y Abbas relanzaron las primeras negociaciones palestino-israelíes directas en casi dos años, comprometiéndose a alcanzar un acuerdo de paz en un periodo de un año. Habrá una segunda ronda de negociación a mediados de septiembre; acordaron reunirse cada dos semanas para asegurar el acuerdo.

Autor: Miodrag Soric/Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas