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Putin en entredicho

4 de septiembre de 2004

Tras el sangriento desenlace de la toma de rehenes en la escuela de Beslán, la prensa europea analiza en sus comentarios el proceder el presidente ruso, Vladimir Putin, ante esta crisis.

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Familiares de las víctimas buscan a los suyos en las listas de los hospitales.Imagen: AP

Die Welt, de Berlín, opina: "Putin, que en su día ordenó el brutal ataque contra Grozny, corre la cortina ante su guerra de Chechenia. Tras esa cortina se escuchan gritos, por momentos se filtra la sangre bajo ella, pero siempre se encuentra un jefe de gobierno occidental que certifique públicamente a Putin que todo marcha bastante bien. Todavía no está claro el curso exacto de los acontecimientos de estos días, ni cómo o por qué se produjo la escalada. No obstante, queda en evidencia que las autoridades rusas no tienen reparos en su proceder y que dieron la impresión de que la situación las excedía. De este modo, los terroristas lograron algo paradójico: ellos, que no merecen ningún tipo de simpatía, consiguieron desacreditar a Rusia ante los ojos de la opinión pública mundial. Y ésta percibe, pese a todas las cámaras de televisión, que la verdad íntegra sobre lo ocurrido se sabrá tarde, o quizá no se conozca jamás."

Escepticismo justificado

El Basler Zeitung, de Basilea, comenta: "El hecho de que las demandas de los autores de la toma de rehenes -el término de la guerra de Chechenia y la retirada de las tropas rusas- hayan sido silenciadas ante la opinión pública rusa, es un indicio de que desde el comienzo estaba planeado un final violento. De acuerdo con las primeras informaciones sobre la forma en que se desarrolló el rescate, muchos detalles recuerdan sospechosamente al violento término de la toma de rehenes en el teatro de Moscú, a fines de octubre del 2002. Las autoridades también reconocieron que en Beslán había tantos muertos sólo después de que estaciones de televisión occidentales informaron al respecto. Por eso corresponde el escepticismo ante las informaciones oficiales. Si se descubre que el violento término del drama fue una acción planeada, estaríamos ante una cínica decisión de las autoridades que en Rusia, por desgracia, sí tiene precedentes."

La imagen de Putin

De Volkskrant, de La Haya, considera que "ante las circunstancias dadas, el presidente Vladimir Putin no podría haber mantenido por mucho más tiempo su intención de no atacar la escuela. El hecho de que presuntamente los rebeldes lo hayan obligado a actuar, hace que el presidente sea menos vulnerable a críticas como las que hace dos años se alzaron debido a la gran cantidad de muertos provocada por la operación que puso fin a la toma de rehenes en un teatro de Moscú. Pero es imposible que las tremendas escenas de Beslán hayan sido beneficiosas para su imagen. Larga confusión acerca del proceder militar, precaria asistencia para las víctimas. Allí no se dio la imagen de un Estado fuerte."

Los musulmanes de Chechenia

The Times, de Londres, opina: "En los próximos días, el sentimiento de indignación que tienen millones de rusos se volcará en clamores de venganza. Putin debería resistirse a ellos. Putin debe tratar, sobre todo, de lograr que la mayoría musulmana civil de Chechenia se ponga de su parte. La solidaridad con que los musulmanes franceses apoyaron los esfuerzos de su gobierno por conseguir la liberación de dos periodistas cautivos en Irak da pie a un poco de optimismo. Probablemente sería demasiado esperar que los musulmanes chechenos vean a Beslán como una señal que los induzca a apoyar a Moscú contra los rebeldes. Pero, en este momento, la esperanza es lo único que les queda, a ellos y a Rusia."