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Prueba de madurez para el G20

11 de noviembre de 2010

En la cumbre del G20 se avizora discordia en cuanto a comercio internacional y acceso a materias primas, y todos se preparan para una "guerra de divisas". La canciller alemana debe permanecer fuerte, opina la prensa.

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Cumbre del G20 en Seúl: discordia en puerta.Imagen: DW

Der Standard, de Viena: “Los países del G20 están pasando por una prueba de madurez. Cuando se reúnan este jueves en Seúl los jefes de Estado y de Gobierno de los grandes países industriales y en vías de desarrollo, su capacidad de coordinación será clave. (…) Se puede disentir acerca de las mejoras llevadas a cabo hasta el momento por el G20, pero no se puede negar que dicha comunidad de Estados ha realizado esfuerzos conjuntos. (…) Aunque ahora esto está cambiando. Hasta los políticos más derrochadores ya no pueden conciliar el sueño pensando en cómo pagar las enormes deudas que contrajeron para enfrentar la crisis, y eso hace que cada uno vele por sus propios intereses. Ya en la última cumbre del G20 en Canadá no se pudo hallar un denominador común para regular un impuesto a los grandes bancos. En cuanto a terminar con las medidas coyunturales de apoyo, se estipuló un compromiso vacío de contenido. Desde entonces, las divergencias se han agudizado y se habla de una ‘guerra de divisas'.”

Economía no es cuestión de moral

The Independent, de Londres: “Los Estados que exigen medidas de ahorro a EE. UU. deben tener cuidado. Países como Alemania y China, cuyo crecimiento depende de la exportación, serán los más perjudicados si sus clientes compran menos. Aquellos países que cuentan con superávit gracias a la exportación son, por lo general, los que otorgan crédito a los países con déficit comercial. Sólo si los países deficitarios amortizan su deuda con más exportación pueden devolver el dinero a los países prestatarios. Claro que se deben reducir los déficits fiscales en los países ricos, pero tal consolidación debería propiciar el crecimiento y una reducción del desempleo en los países afectados. Sin embargo, el bloque de los que predican el ahorro se niega a aceptar ese punto de vista. Para ellos, la economía es una cuestión de moral gracias a la cual cada país puede recuperar su bienestar. Y, en lugar de acercarse, ambas posiciones parecen alejarse cada vez.”

Sarkozy, capitán en la tormenta

Le Monde, de París: “Al asumir el próximo viernes la jefatura del G20, Nicolas Sarkozy espera ser el capitán de un navío en medio de la tormenta y, como político que es, busca consenso para ganarle a su potencial oponente en las elecciones presidenciales de 2012 en Francia, el socialista Dominique-Strauss-Kahn, director general del Fondo Monetario Internacional. Sarkozy se ha impuesto objetivos ambiciosos para su presidencia del G20, tal vez demasiado ambiciosos. Entre ellos, una reforma del sistema monetario internacional y poner coto a las fluctuaciones del precio de materias primas y productos agropecuarios. Así, le resultará fácil presentarse como el arquitecto de las soluciones para tales problemas.”

Angela Merkel debe permanecer fuerte

Neue Osnabrücker Zeitung, de Osnabrück: “¡Sra. Merkel, no dé el brazo a torcer durante la cumbre del G20 en Seúl! (…) Por su clara negativa en cuanto a fijar destinos para la exportación, la canciller Angela Merkel merece todo nuestro apoyo. En Seúl se deben defender los intereses alemanes. Millones de puestos de trabajo, del norte al sur de Alemania, dependen del comercio internacional. ‘Made in Germany' es un sello muy solicitado en todo el mundo, porque este país es competitivo como pocos. A diferencia de Gran Bretaña y de EE. UU., Alemania no cayó tan fuertemente en descrédito a causa de turbios negocios financieros.”

CP/dpa
Editora: Emilia Rojas-Sasse