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Ópera Twitter en Londres

26 de septiembre de 2009

En el famoso Covent Garden de Londres, usuarios de Twitter le pusieron texto a obras de grandes autores en lo que es la primera ópera twitteada del mundo.

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Twitteando en la Royal OPera House, Londres.Imagen: John Lloyd-Davies

Tanto políticos como periodistas y manifestantes utilizan Twitter como plataforma, y twittear está de moda. En la Ópera Real de Londres se presentó ahora la primera ópera con mensajes twitteados.

Rapto, confusión, amor, un monasterio, muerte y brebajes mágicos. ‘El ocaso de Twitter', la primera twitterópera del mundo se estrenó en el vestíbulo del Covent Garden. En un intento de deshacerse de su fama de ser una institución elitista y poder llegar a una mayor cantidad de público, la dirección de la Ópera Real de Londres comenzó vendiendo entradas económicas para ‘Carmen' en cooperación con el periódico sensacionalista The SUN. Y después fue Twitter el protagonista de una obra musical comunitaria.

Twitter Oper im Royal Opera House in London
Hannah Pedley y Andew Slater, en la Royal Opera House, Londres, durante la representación de la Twitteropera.Imagen: John Lloyd-Davies

El libreto se realizó con mensajes de Twitter redactados y enviados por usuarios. Algunos de ellos: “Esmeralda, huele esto, Esmeralda”, o: ”¿Cómo volveremos a la Tierra sin alas”?. Y “Lo twiento mucho”.

La historia más extraña nunca antes twitteada

“Es una historia extraña, escucha mi relato, mi nombre nunca fue Ismael”. William, el héroe, es secuestrado por una bandada de pájaros. Hans lo quiere rescatar con ayuda de Helga, la bioquímica, que prepara una poción mágica en el laboratorio. Así comienza la epopeya colectiva, una obra comunitaria en varios actos que dura no más de un cuarto de hora. Infinita e incompleta, dice el relator, un señor pomposo de traje oscuro y galera. “La historia más extraña nunca antes twitteada, la historia de Twitter Dolores…”

Según John Lloyd Davies, director creativo de la Ópera Real, la composición no tenía que ser una obra maestra sino un acto de liberación, una fiesta musical. Durante seis semanas se seleccionaron los tweets (trinos) enviados electrónicamente. Nada complicado, dice John Lloyd Davies: los mensajes cortos contienen una amplia variedad de mitos clásicos.

“Naturalmente, la obra en realidad es demencial, casi como una de Monty Python: surreal e ilógica. A un dramaturgo le daría un ataque al corazón, porque no tiene lógica alguna. Pero no se trata de lógica sino de sentimiento y pasión”, explica Lloyd.

Creación espontánea y comunitaria

El lema para los dos jóvenes compositores Helen Porter y Marc Teitler era ‘creación espontánea', no pensar demasiado, y tenían tres días para ponerle música a los textos. Un piano de cola negro, un sofá rosa de pana y una silla dorada. La escenografía era minimalista. Y los roles los protagonizaban dos cantantes de ópera: Andrew Slater y Hannah Pedley.

Cantaban, bailaban, actúan, se escondían detrás del sofá, se colgaban diversos carteles con los nombres de los personajes que representan, y trinan –tweet, tweet- cuando corporizan a los pájaros malvados. A veces con mucho drama, a veces con elegancia, y casi siempre con una alta dosis de ironía. En los ensayos tuvieron que aprenderlo todo muy rápido e improvisar mucho, dice Hannah Pedley.

“Sólo teníamos dos días para componer la obra y lograr una función medianamente verosímil en el escenario. Al mismo tiempo también nos divertimos mucho y queríamos mostrar que esta obra no está concebida como algo serio. No es una nueva forma operística. La representación me recordó por qué me encanta estar sobre el escenario”, enfatiza Pedley.

“No entendí nada pero me gustó”

Las reacciones del público no se hicieron esperar: “Musicalmente muy inteligente, hubo muchas alusiones a óperas y operetas conocidas. Los cantantes eran excelentes, sólo que la estructura dramática me pareció algo complicada y para nada clara”, comentaba una espectadora.

Otros confesaron que “no entendieron nada”, pero que les gustó presenciar el espectáculo y que “no se aburrieron en ningún momento”. Hasta disfrutaron de los chistes. Algunos también opinaron que “la composición es original y logró enlazar ideas de diferentes personas”. Sin embargo, otros esperaban que se tratara de una especie de rompecabezas musical y que la música fuera innovadora y no como la de una ópera corriente.

En el proyecto participaron más de 2000 personas. Con esa cantidad de gente casi se podría llenar toda la Ópera Real. “Me parece sensacional que haya participado tanta gente y que hayan tomado todo tan en serio. El resultado fue simplemente espectacular”, dice Alison Duthie.

‘El ocaso de Twitter' se representó en el marco de un fin de semana experimental. Pero Alison Duthie, directora general de la sección experimental del Covent Garden no excluye que se sigan creando otras óperas comunitarias.

Autoras: Ruth Rauch/Cristina Papaleo

Editor: Pablo Kummetz