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Estado de derechoChile

Prensa en alemán: “¡Chile sí! ¡Junta no!”

8 de septiembre de 2023

La prensa en alemán se enfoca esta semana en el cincuentenario del golpe de Estado de Augusto Pinochet en Chile, y en el rol de Estados Unidos y Alemania, y sus servicios secretos.

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Ataque del Ejército comandado por Augusto Pinochet al Palacio de La Moneda, sede del gobierno democrático de Salvador Allende. (11.09.1973).
Golpe de Estado militar en Chile, el 11 de septiembre de 1973: ataque del Ejército comandado por Augusto Pinochet al Palacio de La Moneda, sede del gobierno democrático de Salvador Allende.Imagen: AP/picture alliance / AP Photo

"¡Chile sí! ¡Junta no!” Así se titula un comentario del periódico alemán Tageszeitung que rememora los sucesos en el Mundial de Fútbol en Alemania Occidental, en 1974, tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet en Chile:

"(…) Cientos de personas de izquierda hicieron ondear en el Estadio Olímpico, el 14 de junio de 1974, grandes afiches: "¡Chile sí! ¡Junta no!”, y "Muerte al fascismo en Chile”. (…) No solo en Berlín, sino para toda la izquierda en el mundo, Chile fue el tema central en el verano de 1974. El 11 de septiembre de 1973, los militares bajo el mando del general Augusto Pinochet derrocaron al gobierno socialista del presidente  Salvador Allende. Este no quería convertir a Chile en un país socialista con armas y violencia, como había logrado hacerlo Fidel Castro en Cuba, sino de una manera completamente democrática.

Pero el doctor Allende había hecho sus cálculos sin el gobierno de Estados Unidos. Desde 1963, el servicio secreto exterior estadounidense, la CIA, había estado financiando medios de comunicación de derecha en Chile y asesorando sobre campañas para desmantelar a la izquierda utilizando noticias falsas. Poco antes de la elección de Allende como presidente, en el otoño de 1970, hombres respaldados por la CIA asesinaron al leal jefe del Ejército.

El asesor de seguridad nacional del presidente estadounidense Richard Nixon era entonces Henry Kissinger, nacido en Fürth, Alemania. (…) Henry Kissinger, que fue celebrado recientemente como un gran estadista en el Occidente Libre en su centésimo cumpleaños, fue un criminal de guerra impecable. Junto con el presidente Nixon, ordenó el bombardeo secreto e ilegal de la neutral Camboya en la Segunda Guerra de Indochina en 1969; principalmente con bombas de racimo, como las actualmente entregadas a Ucrania por los EE.UU., a pesar de que 111 países han ratificado la convención que las prohíbe.

Kissinger justificó la intervención estadounidense en Chile de la siguiente manera: 'No veo por qué deberíamos quedarnos de brazos cruzados y ver cómo un país se vuelve comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo'. La derecha de Alemania Occidental también lo vio de manera similar. Mientras decenas de miles de izquierdistas chilenos estaban detenidos en el Estadio Nacional de Santiago, el presidente del partido alemán Unión Social Cristiana (CSU), Franz Josef Strauss, declaró: ‘En vista del caos que reina en Chile, la palabra orden de repente adquiere un matiz dulce para los chilenos'.

Sin embargo, para quienes habían comenzado a luchar por un mundo más justo en las décadas de 1960 y 1970, el golpe militar en Chile fue un shock tan grande como lo fue para los cuadros de los países socialistas liderados por la Unión Soviética. Demostró que el liderazgo estaría dispuesto a detener a un pueblo que quisiera crear una sociedad socialista por un camino pacífico y democrático, si fuera necesario, por la fuerza de las armas, para salvar el capitalismo, y esto con el apoyo de la potencia líder del Occidente libre y sus servicios de inteligencia.

El golpe se convirtió en un trauma para la izquierda. Pinochet y su junta ordenaron el asesinato de más de 3.000 opositores después de tomar el poder. (…). Para empeorar las cosas, Chile rápidamente se convirtió en un campo de experimentación para un grupo radical de economistas estadounidenses: los monetaristas, conocidos más tarde como neoliberales.”

Protestas en Alemania por la desaparición de personas en Colonia Dignidad.
Protestas en Alemania por la desaparición de personas en Colonia Dignidad, Chile.Imagen: FDCL

"La secta alemana Colonia Dignidad participó activamente en los preparativos del golpe de Estado”

El diario alemán Die Welt informa sobre nuevos documentos que salieron a la luz acerca del rol activo de la secta alemana Colonia Dignidad en el golpe de Estado de Pinochet contra el presidente Allende, en Chile, y acerca de indicios de que los servicios secretos alemanes tuvieron conocimiento de que se preparaba un golpe:

"[El 11 de septiembre de 1973] el general Augusto Pinochet se convirtió en un dictador cuyo régimen torturó, asesinó e hizo desaparecer a 3.065 personas, todo en nombre de la lucha contra el comunismo. Según investigaciones del programa Fakt, de la cadena alemana ARD, la secta Colonia Dignidad [dirigida por el alemán Paul Schäfer, N. de la R.] participó activamente en la preparación del golpe de Estado.

Como informó también el canal alemán MDR, Fakt pudo consultar en el Archivo Nacional de Chile en Santiago, 50 años después del golpe, documentos que lo prueban. Estos incluyen, entre otros, las listas oficiales de pedidos de armas de la Colonia Dignidad de 1970, que fueron encargadas en Krefeld, Alemania.

Fakt también tiene indicios de que el Servicio Alemán de Inteligencia (BND) aparentemente participó en los envíos de armas, y cuenta con una declaración del traficante de armas Gerhard Mertins, de 1989, sobre que los servicios secretos alemanes le pidieron que estableciera contacto con Colonia Dignidad antes del golpe.

El Archivo de Seguridad Nacional, una institución de la Universidad George Washington, de EE. UU., ha publicado también ahora más documentos inéditos sobre el golpe de Pinochet. Se trata de informes del servicio secreto estadounidense CIA que el entonces presidente Richard Nixon recibió en los días 8 y 11 de septiembre de 1973. Después de décadas de mantenerlos en secreto, la CIA ha hecho públicos estos documentos a petición del Gobierno chileno. El trasfondo es el hecho de que Nixon y su asesor Henry Kissinger apoyaron activamente el golpe en nombre del anticomunismo. (…)”

(ers)