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Política de refugiados de la UE: cinco años sin acuerdo

4 de septiembre de 2020

En 2015, la canciller alemana abrió brevemente la frontera a los refugiados. En 2020, la UE sigue luchando por un derecho de asilo justo. ¿Qué han aprendido los europeos en cinco años? Bernd Riegert, desde Bruselas.

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Malta Gerettete Migranten gehen an Land
Imagen: picture-alliance/Xinhua News Agency/J. Borg

Miles de refugiados y solicitantes de asilo acamparon en la estación de trenes de Budapest a principios de septiembre de 2015. El gobierno húngaro miró hacia otro lado e intentó llevar a la gente a Austria por ferrocarril. El 4 de septiembre, la situación llegó a un punto crítico, cuando miles de personas partieron a pie por la autopista hacia Austria.

Para evitar una tragedia humanitaria, la canciller alemana, Angela Merkel, permitió a estas personas, y a decenas de miles de refugiados y solicitantes de asilo en los días que siguieron, entrar a Alemania a través de Austria.

Dado que la mayoría de la gente que atravesaba la ruta de los Balcanes por esos días buscaba llegar a Alemania, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, declaró que el problema era alemán, no europeo.

Cuando el número de refugiados y solicitantes de asilo, que llegaron a la UE principalmente a través de Grecia y la ruta de los Balcanes, siguió aumentando en el verano de 2015, el "Convenio de Dublín" estaba en vigor.

Esta ley europea regula que el Estado de entrada en el área de la UE siempre es responsable de los refugiados y solicitantes de asilo. Así que, en el caso de las decenas de miles de personas que vinieron principalmente de Siria en ese momento, Grecia era la responsable.

La Autoridad Alemana de Asilo (BAMF) suspendió temporalmente esta regla el 21 de agosto. Se abstuvo de comprobar qué país de la UE era responsable de los solicitantes de asilo procedentes de Siria.

En opinión de los críticos, esto provocó un gran efecto de "atracción", una atracción que hizo que cada vez más personas esperaran ser aceptadas en Alemania. Aunque la canciller Angela Merkel describió las reglas de Dublín como "obsoletas", se restablecieron después de algunas semanas caóticas. Y todavía se aplican hoy.

Alemania: una familia de refugiados

Poco aprendimos de la crisis

Todavía no existe un mecanismo de distribución de refugiados y solicitantes de asilo en la UE. Aunque los ministros del interior de la UE adoptaron un mecanismo de este tipo en 2015, Hungría, Polonia y algunos otros se negaron a implementar estas decisiones.

Los fallos judiciales del Tribunal Europeo de Justicia, que obligan a Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa a aceptar refugiados, fueron ignorados en gran medida.

En 2020, la UE no ha salido del punto muerto en que estaba entonces. "¿Hemos podido aprender de la crisis? ¿Hemos creado sistemas para actuar de forma más solidaria?", pregunta el eurodiputado Damian Boeselager, que representa al partido proeuropeo Volt. Su respuesta es un simple "¡No! Los ministros del Interior de los estados miembros no fueron capaces de sentarse a una mesa".

Catherine Woollard, secretaria general del Consejo Europeo para los Refugiados (ECRE), representa a decenas de organizaciones no gubernamentales de la UE que se ocupan de los refugiados. Piensa que no es necesaria una reforma del sistema de asilo. Los Estados solo tendrían que adherirse a las reglas existentes sobre procedimientos de asilo.

En lugar de atacarse unos a otros, los ministros del Interior deberían aplicar mejor los procedimientos existentes con mayor rapidez. "Hay muchas alternativas. Esperamos que no haya otro intento de restringir aún más el derecho de asilo en Europa. Europa debería mostrar más responsabilidad. Eso también sería una ventaja".

Acuerdo con Turquía, un punto de inflexión

Desde 2015, el número de primeras solicitudes de asilo en la UE ha caído de 1,3 millones a 670.000 en 2019.

Poco después de aquella oportunidad de entrada temporal incontrolada, tanto la propia Alemania como los Estados de la ruta de los Balcanes cerraron sus fronteras y las hicieron más impermeables.

La "pérdida de control", según el entonces ministro del Interior, Thomas de Maiziere, debía eliminarse. A principios de 2016, la gente se "atascó" en Idomeni, en el norte de Grecia.

No fue hasta el acuerdo con Turquía, en marzo de 2016, que el número de refugiados y solicitantes de asilo que llegaron a Grecia disminuyó drásticamente. Turquía se comprometió a recibir de vuelta a los refugiados y solicitantes de asilo de las islas griegas. A cambio, las personas que buscaban asilo debían volar directamente desde Turquía a la UE.

Este acuerdo, que llevó a Turquía seis mil millones de euros en ayudas de la UE, continúa en pie hasta el día de hoy. En la ruta entre Libia e Italia, la UE detuvo casi por completo su rescate marítimo y, en ocasiones, confió en la guardia costera libia, que se supone que retiene a los refugiados y solicitantes de asilo.

Aun así, cientos de personas todavía intentan cruzar cada semana. Muchos naufragan y se ahogan. Italia, Malta, Francia y España solo abren muy a regañadientes sus puertos, y solo caso por caso, a los barcos de rescate privados que intentan desembarcar a los rescatados de situaciones de emergencia.

¿Cerrar fronteras y montar un campos de refugiados?

En 2016, la UE decidió manejar los procedimientos de asilo inmediatamente después de las llegadas a Grecia o Italia, en los recién creados "puntos calientes". Estos "puntos calientes" se vieron rápidamente abrumados y resultaron demasiado pequeños.

"La idea de los puntos calientes, es decir, tratar de hacer trámites de asilo en las islas griegas, ha fracasado. En Moria, en Lesbos, se puede ver que estamos tratando a la gente de manera completamente inhumana", dijo el eurodiputado Daniel Boeselager, quien visitó personalmente el campamento de Moria.

Allí viven alrededor de 15.000 solicitantes de asilo. El procesamiento de sus solicitudes en Grecia se ha extendido por muchos meses o incluso años. En abril de 2016, la canciller Angela Merkel dijo que los procedimientos deberían tomar de tres a seis semanas antes de que las personas fuesen llevadas de regreso a Turquía.

En el verano de 2015, Hungría comenzó a construir una valla fronteriza con Serbia para sellar la frontera exterior de la UE. Los refugiados y los solicitantes de asilo solo podían presentar solicitudes en muy pocos puntos de la valla, que luego se decidían rápidamente en una especie de "zona de tránsito".

Este modelo húngaro, que la Comisión Europea y el Tribunal de Justicia de la UE han criticado, en opinión de Budapest, tuvo éxito. El número de personas que llegaron a Hungría se redujo drásticamente. Grecia había construido previamente una valla con Turquía. La frontera búlgaro-turca también está parcialmente asegurada con una valla.

El sistema de "cierre de la frontera, trámites en la frontera y deportación inmediata" se está poniendo de moda. Y eso es justamente a lo que aspira Horst Seehofer, ministro del Interior de Alemania, ahora presidente del consejo de la UE.

Una cumbre de la UE ya lo había decidido en 2018. Los "centros de desembarco" o "centros de asilo" propuestos allí, otros términos para los campamentos en las fronteras, nunca se implementaron. El eurodiputado Damian Boeselager califica la propuesta del ministro del Interior Seehofer como "deshonesta". Ese es un camino que el Parlamento Europeo no puede seguir, dice: "Los procedimientos toman demasiado tiempo. Si queremos defender el derecho de asilo, crearíamos aún más campamentos superpoblados. Eso solo puede salir mal. En mi opinión, campamentos como Moria son una política de disuasión poco disimulada. Esta disuasión debe institucionalizarse, por eso, esto no puede ser una solución ".

Exportar el problema, "subcontratando" la solución

Para Catherine Woollard, del Consejo Europeo para los Refugiados (ECRE), los últimos cinco años han demostrado sobre todo que países como Hungría y Polonia determinan la política con su postura dura.

"Una lección que se ha aprendido es que ciertos Estados miembros ya no creen en el derecho de asilo. No quieren ofrecer protección a los refugiados. Esto significa que un mecanismo de distribución temporal solo puede depender de una coalición de dispuestos".

En 2016, la Comisión de la UE ya había propuesto reformas radicales de las "normas de Dublín" y el procedimiento de asilo en la UE. Sin embargo, dado que también preveía un mecanismo de distribución obligatorio para los solicitantes de asilo, los miembros del este y norte de la UE en particular siguen rechazando las propuestas.

"Aunque vimos algunos enfoques positivos hace cinco años, incluida la decisión de Angela Merkel, este camino de colaboración se abandonó más tarde. En cambio, lo que llamamos 'subcontratación' es una estrategia que se supone debe mantener a la gente fuera", observa Woollard. La UE intenta escabullirse y que Turquía, Libia, Líbano, Jordania y el norte de África se ocupen de los refugiados.