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Perversa ironía

10 de diciembre de 2009

El comité del Premio Nobel ha contribuido a que el presidente Barack Obama pierda popularidad, dicen editorialistas europeos este jueves. Otros temas aparecen en los análisis periodísticos de hoy.

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¿Llegó a su fin la obamanía?Imagen: picture-alliance/dpa

L'Independant, de Francia: “¡Se acabó! La obamanía es cosa del pasado, solamente sobrevive entre los fanáticos incorregibles. El aura que rodeaba al primer afroamericano en conquistar la presidencia estadounidense se encuentra empañada. Esto no obedece necesariamente a errores propios. El comité del Nobel contribuyó en gran medida a que Obama cayera de su pedestal al otorgarle el premio de la paz. ¿Por qué? Porque confundió las acciones con las intenciones. Le sirvió en bandeja de plata dicho galardón a un hombre que no ha demostrado nada.”

Perversa ironía

The Times, de Londres: “Una perversa ironía radica en el hecho de que reciba el Premio Nobel de la Paz un hombre que hace una semana envió a 30.000 soldados adicionales a una región en crisis. El comité se basó en el hecho de que Obama hizo gestos amistosos a personajes poco amables. La cordialidad produjo algunas negociaciones en Birmania, pero no la liberación de la opositora Aung San Suu Kyi. La amabilidad ha conseguido que China envié señales a favor del clima, mas no que mejore la situación de los derechos humanos. La amistad hacia Rusia solamente ha traído consigo una Rusia más amistosa. Algunos de estos gestos quizá produjeron un mundo más seguro, pero ninguno merece el Premio Nobel. Si Obama pretende ser digno de tal distinción, debe vincular sus cálidas palabras a una política clara en los hechos.”

Amarga bebida

El Süddeutsche Zeitung, sobre la cumbre de Copenhague: “La palabra austeridad parece cargada de burbujas de moralina en las bocas de los gobernantes: ninguno la bebe con agrado. Pero prescindir de tal o cual artículo en una sociedad opulenta no significa, ni con mucho, ir camino hacia una vida miserable. Nadie debe asumir que de él, o de su país, depende la salvación del mundo. Al mismo tiempo, uno puede hacer de nuestro planeta un lugar un poco mejor, comenzando por la propia casa, el propio país y, si es uno de los convocados, en la Conferencia del Clima en Copenhague.”

Imperativo moral

En Alemania sigue la crisis política derivada del ataque que comandantes alemanes ordenaron en Kunduz, Afganistán, a finales de septiembre. El General Anzeiger, de Bonn, señala al respecto: “La imagen del ministro de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg ha sufrido un daño mayor al que él quizá supone. Dicho perjuicio será limitado en la medida en que mande señales claras sobre el asunto de las indemnizaciones. Protegería a los soldados de la Bundeswehr de ataques por parte de familiares iracundos, y de los talibanes, que pretenden instrumentalizar el dolor de éstos. Sobre todo, mostrar generosidad constituiría un imperativo moral y apegado al decoro.”

Editora: Cristina Papaleo