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Paz en Roma

Gabriel González6 de noviembre de 2003

La visita del presidente ruso, Valdimir Putin a Roma con motivo de la cumbre UE-Rusia se ve ensombrecida por el encarcelamiento de Mijail Jodorkovski, ex presidente de la petrolera rusa Yukos.

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Sonrisas de Putin y Berlusconi en Roma.Imagen: AP

La visita de Putin tiene lugar en un momento delicado debido a la crisis política provocada en su país por la detención del magnate Mijail Jodorkovski, que el pasado lunes anunció su dimisión como presidente de Yukos desde la cárcel, donde se encuentra acusado de evasión fiscal, fraude y otros cargos.

¿Cómo debería reaccionar la Unión Europea? ¿Con protestas? ¿Callando? Bruselas parece optar por la versión más salomónica: de todo algo. El único que parece tener una postura clara en este asunto es Putin. El presidente ruso llegó a Roma con la clara intención de no perder ni una palabra sobre el "caso Jodorkovski".

Intereses económicos

Ciertamente la agenda en Roma contiene temas importantes para las relaciones UE-Rusia. El plato fuerte de esta cumbre es la creación de las bases para formar, en un futuro aún lejano, un espacio económico común entre Rusia y la UE ampliada al antiguo espacio de influencia soviética. Rusia apostó en este contexto por derribar las fronteras económicas en Europa y el sistema de visados en el espacio Schengen. Otro asunto clave a tratar en Roma será el diálogo energético, marcado por el interés de adecuar las redes eléctricas de Rusia y la UE, y de proveer los mercados europeos con los hidrocarburos rusos.

Rusia efectúa más de la mitad de su comercio exterior con la Unión Europea. Empresas europeas son los mayores inversores en Rusia. Sin embargo, el abastecimiento de energía en Europa depende en gran parte de los suministros de gas y petróleo desde Rusia.

Reacciones tímidas

Considerando estas interdependencias, nadie se puede esperar una condena clara de los últimos acontecimientos en torno al encarcelamiento de Jodorkovski. La Comisión Europea sólo advirtió que las últimas maniobras de Putin pueden amenazar la construcción del espacio económico común entre la Unión Europea y Rusia. Silvio Berlusconi, actual presidente en turno de la UE, ni siquiera quiere tratar el tema con su huésped.

En Washington se escuchan voces más críticas y por lo general menos diplomáticas que en Bruselas. El Departamento de Estado norteamericano manifestó sus dudas sobre "el mantenimiento de las libertades básicas de los rusos y la justicia" en ese país. Esto suena como si EEUU defendiera con más vigor los derechos humanos y el cumplimiento de las reglas democráticas en Rusia que la Unión Europea. No obstante, los comentarios que se escuchan desde EEUU también reflejan los fuertes intereses económicos de empresas estadounidenses en Rusia.

Malabarismos verbales

El embargo del paquete de control de las acciones de Yukos por parte de Moscú y la caída de las acciones de la empresa, paralizó la operación encabezada por las firmas norteamericanas ExxonMobil y ChevronTexaco, interesadas en comprar parte del recién creado consorcio privado Yukos-Sibneft, la quinta empresa del mundo.

Nadie quiere poner en peligro las inmensas posibilidades de lucrativos negocios con Rusia, ni Bruselas, ni Washington. Este hecho fomenta los malabarismos verbales con el fin de cubrirse las espaldas. Triste realidad.